Unos metros por encima de la confluencia de los barrancos de Cajigar y de Paternoy se sitúa este despoblado.
Veinticinco viviendas aproximadamente llegaron a componer este aislado y escondido lugar en la comarca de la Jacetania.
A las gentes de Paternoy se les conocía con el apodo de alacranes.
Las ovejas eran su principal fuente de recursos donde los corderos se vendían a carniceros para llevarlos a Pamplona y Huesca. Asimismo la lana era llevada a Bailo para su venta.
Trigo y cebada eran las principales producciones agrícolas Para moler el grano había un molino aguas abajo del barranco.
Nunca conocieron la luz eléctrica y las teas y los candiles de carburo fueron su fuente de iluminación.
San Antón era el patrón de Paternoy al que celebraban fiestas el 17 de enero. Tenían una duración de cuatro días y dado que era en lo más crudo del invierno no se realizaba procesión.
Los celebres Ciegos de Sietamo eran los encargados de amenizar el baile, Eduardo con la guitarra y Antonio con el violín (aunque solo el primero era invidente). Estos músicos llegaban hasta la estación de La Peña en tren y allí iban a buscarlos algunos mozos con caballerías para llevarlos a Paternoy a cuatro horas de camino, algunas veces con muy mala climatología. Durante su estancia en el pueblo se alojaban en Casa Longás.
Algún año venia un acordeonista de Loarre.
El baile se hacía en un amplio salón situado bajo la escuela al que se le conocía como el bodegón. (Baile que se repetía los domingos por la tarde a nivel local al son de la música de guitarra y acordeón que tocaban dos jóvenes del pueblo).
A pesar del mal tiempo que solía hacer en esas fechas acudía gente de Bailo, de Arbués, de Ena, de Centenero, de Botaya y de todas las pardinas cercanas.
La procesión si se celebraba en Semana Santa (se hacía también para el Corpus). Se ponían tres altares en el recorrido y la gente iba echando flores.
En la iglesia se hacía el monumento (altar hecho a base de flores y velas) y los niños salían tocando las carrasclás por las calles y gritando que acudan al Rosarío, que acudan al Miserere.
El día de Pascua se ponía el ramo en las ventanas de las mozas solteras por parte de los mozos a lo que correspondían los de la casa regalándoles una docena de huevos.
Era costumbre también poner el mayo en la plaza, donde los mozos se afanaban en trepar hasta lo alto para conseguir el premio que solía ser una lata de melocotón o unas naranjas.
También el carnaval era muy celebrado en Paternoy. El lunes se disfrazaban los jóvenes de feos y el martes de majos. Por la tarde salían los mozos de ronda, en cada casa salía una moza a recibirles, echaban un baile en la cocina y se les obsequiaba con huevos, patatas, tocino, longaniza, torta de chicharrones, etc. con lo recogido hacían una cena todos los mozos en el bodegón.
A las mozas de Casa Longás se les cantaba la siguiente copla:
¨Aunque vivas en rincón,
no vives arrinconada,
que en los rincones,
se crían las rosas más enamoradas¨.
(Casa Longás se encontraba en un rincón cerrando una pequeña plazoleta. Hoy día ya no queda nada de ella).
Como tradición no faltaba tampoco la zoca o tronca de Navidad en todas las casas. En la Nochebuena se encendía en el fuego del hogar un grueso tronco que se había reservado especialmente para esa noche. Debía durar toda la noche encendido y sus cenizas se esparcían en los campos mezclada con la simiente del trigo para procurar fertilidad al cultivo.
Hacían una romería el día 9 de mayo a la ermita de San Sebastían, situada a medio camino hacia Arbués. Se solía hacer en caballería.
Tampoco faltaban en junio al voto de San Indalecio, romería que se celebraba por todos los pueblos de la comarca en el monasterio de San Juan de la Peña. Cada pueblo portaba su cruz parroquial.
Cada quince días se daba misa en la iglesia de Paternoy. Había que llevar hasta el pueblo de Ena un macho o una mula para que transportar al cura. Mosén Andres estuvo dando misa durante varios años. Al respecto se recuerda una anecdota que aconteció en aquellos años y que habla de la tozudez de algunas gentes:
¨Fue el amo de casa Longás con una mula a buscar al mosén a Ena, este se encontraba en la plaza charlando con alguna persona esperando que vinieran a recogerle. La plaza al parecer tenía un poco de desnivel y al llegar el de Paternoy le llamó al mosén que subiera a la parte de arriba de la plaza, el mosén le decía que bajara él hasta abajo, el de Paternoy que decía que no bajaba, que estaba resbaladizo para la caballería, que subiera ese tramo el mosén andando, este que no subía, empeñado que bajara a recogerlo abajo, así que ninguno de los dos cedió y el de Casa Longás regresó a Paternoy con la mula y sin el mosén. La gente estaba preparada para la misa pero ese domingo no hubo misa¨.
Años más tarde era mosén Benito el que acudía andando desde Ena a oficiar la misa.
El médico (don Antonio) venía desde Bailo cuando se le requería. Llevaban una caballería para que pudiera venir a Paternoy.
Algunos vecinos por temporadas les tocaba hacer las veces de cartero. Iban a recoger y llevar la correspondencia a Arbués.
Había herrería y herrero en el pueblo (Sixto).
A Bailo se desplazaban con una yegua para realizar las compras.
De Murillo de Gállego y de Ayerbe venían vendedores ambulantes con un burro vendiendo olivas, higos y otras frutas.
El Chato de Biel también se dejaba ver por allí con un macho vendiendo hilos, paños, etc.
Las malas comunicaciones y la falta de servicios básicos empujaron a los vecinos a ir emigrando paulatinamente. Los jóvenes fueron los primeros en hacerlo buscando un mejor futuro y terminaron en muchos casos llevándose con ellos a los padres. Jaca y Sabiñanigo fueron dos de los destinos principales.
Paternoy resistió con población permanente hasta que Casa Colás cerró su puerta para siempre. Hecho que sucedió en 1970. Después de estar unos cuatro años viviendo solos, Florentino que era viudo y sus dos hijos Florentino y Jose Antonio dejaron Paternoy y se marcharon al pueblo zaragozano de María de Huerva.
Después de ello lo de siempre: un expolio bestial e inaceptable donde se desvalijaron las casas tanto en su interior como elementos exteriores (piedras, tejas, etc).
Aunque Paternoy saltó tristemente a la fama en todos los medios de comunicación no por su despoblación sino por un incendio ocurrido en 1994 que devoró más de tres mil hectáreas de monte cercanos al pueblo debido a una hoguera mal apagada por un neorrural que estuvo viviendo unos años en Paternoy.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Visita realizada en mayo de 2014 en compañía de Cecilia Gomez.
Punto y aparte. Llegada a Paternoy una fresca mañana primaveral. El estado general de todo el pueblo es desolador, los edificios muy machacados, apenas se puede apreciar el trazado urbano. Las casas todas sin tejado y con los muros a medio caer. Es difícil hacerse una idea de la antigua fisonomía de las casas. Se ensañaron bien los expoliadores con Paternoy. El pueblo parece que ha sido objeto de un bombardeo. La vegetación dificulta el moverse por algunas zonas.Algún coche abandonado en una era da señal inequívoca de que hubo neorrurales viviendo en el pueblo. La iglesia es lo que sobresale sobre el resto tanto por su volumen como por encontrarse en pie. Buena iglesia tenía Paternoy. Me cuesta encontrar el sendero que lleva hasta la fuente pero al final doy con él. El lugar es precioso junto al arroyo, el edificio esta entero, una rehabilitación no sería tan costosa.
Hay vacas en unos prados por debajo de las casas. Estando allí llegan los ganaderos de Bailo, breve charla con ellos y una vez visto todo toca marcharse con una sensación agridulce porque estoy seguro que este pueblo me habría encantado verlo recién despoblado, ahora ya solo es la imaginación a la que le toca actuar.
Entrando a Paternoy.
La primera vivienda que aparece es Casa Colás. Fue la última que se cerró en Paternoy.
Horno comunal.
Casa Molinero.
Hacia la iglesia.
La iglesia parroquial de La Asunción.
Portada renacentista de acceso a la parroquial. HEC EST DOMUS DEI (esta es la casa de Dios).
Interior de la iglesia.
Hacia la escuela. Nada queda ya de este precioso edificio que estaba situado en la planta de arriba. Abajo estaba el bodegón (salón de baile).
Calle de Paternoy.
Casa Indalecio y Casa Balantín.
Casa Mariano.
Casa Lázaro. Con su balcón en frágil equilibrio intentando mantenerse. A la izquierda Casa Colás.
Magnifico edificio cubierto de la fuente y lavadero de Paternoy. Tejado de losa de vertiente a cuatro aguas ¡Cuanta vida social en su interior en los años de plenitud del pueblo!