Pueblo perteneciente a la Merindad de Cuesta Urria, situado en un angosto y escondido vallejo.
Diez viviendas alineadas en una única calle conformaban Valmayor, dedicados a la agricultura (trigo,avena, cebada, patatas) y a la ganadería (ovejas y cabras).
Celebraba sus fiestas patronales el cuarto domingo de septiembre (a principios de siglo XX eran para San Juan, pero las cambiaron porque en esa fecha había fiesta en muchos pueblos del contorno y no venia la gente a la de Valmayor).
Fiestas que eran amenizadas por los dulzaineros de Moneo
(Facio y Marcos), de Moneo también subía Julián el cantinero para instalar un tenderete de bebidas.
Asimismo de Moneo llegaba el cura a oficiar misa el día de la fiesta, lo mismo que el cartero.
El camino inverso lo hacían los vecinos de Valmayor a Moneo para moler el grano o para realizar compras en la tienda que había en aquel pueblo. Para compras de mayor envergadura se desplazaban a Medina de Pomar.
No hubo nunca escuela en Valmayor y los niños acudían hasta la del pueblo de Almendres.
El médico venia en casos muy graves desde Medina de Pomar, habiendo que llevar un caballo para que él pudiera desplazarse hasta Valmayor.
Acudían en el mes de julio a la romería de Santa Isabel en Villamor.
La llegada de la luz eléctrica en 1947 proveniente de la central de Adúriz en Medina de Pomar supuso la mayor novedad para Valmayor, aun así el pueblo en la década de los 50 y 60 fue mermando su población debido al aislamiento que padecían y a la falta de expectativas que había, lo que llevo a la mayoría de sus vecinos en un efecto dominó a emigrar a Bilbao.
El último vecino de Valmayor fue Emilio García que después de estar viviendo en soledad durante muchos años, fue encontrado por unos familiares muy enfermo y le trasladaron a Medina de Pomar donde falleció al poco tiempo. Corría el año 1978.
El contenido de este artículo ha sido extraido del libro de Elias Rubio Marcos : Los pueblos del silencio.
En la actualidad Valmayor tiene un habitante permanente, en la persona de Hugo, un holandés que después de recorrer medio mundo se instaló en el pueblo desde hace quince años. Compró todas las casas del pueblo y vive en la forma que él desea, el lugar era impenetrable cuando llegó, parecía una selva, pero con mucho trabajo consiguió dejarlo en condiciones aceptables, tiró las casas que estaban en peor estado y se ha construido una nueva para su uso y disfrute.
Entrando a Valmayor de Cuesta Urria.
Calle de Valmayor.
La misma calle en sentido inverso.
Un poco apartada del pueblo y escondida entre la vegetación se encuentra la iglesia de San Juan Evangelista, en estado de ruina total.
Donde antes se encontraba el pórtico ahora es la vegetación la que lo ocupa. Imposible acceder al interior de la parroquial.
Pila bautismal. Nunca llegó a su nuevo destino. Cuando era transportada desde la iglesia hasta la entrada del pueblo donde esperaba un camión se cayó al suelo quebrandose una parte. Inservible ya, se quedó como macetero en una plazuela del pueblo.
Otro aspecto de la calle de Valmayor.
La fuente de Valmayor.