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Channel: Los pueblos deshabitados
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Peguera (Barcelona)

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Agradecimiento para Antonio Casoliva Treserra, ¨el Paguera¨, por sus aportación de datos sobre Peguera y a su mujer Carmen por su hospitalidad. Agradable tarde en el jardín de su casa, donde al amparo de una buena butifarra y una bebida refrescante iban saliendo relatos y anécdotas sobre el pasado, el presente y el futuro de Peguera.

Fue Peguera un tranquilo y apacible pueblo de montaña del Alt Berguedà, hasta la llegada de final del siglo XIX en que se vio compartiendo protagonismo y presencia con un proyecto minero de primera magnitud. Porque en esos años se empezaron a explotar las minas de carbón existentes en la zona, creando un magno complejo de ingeniería, con todo tipo de infraestructuras e instalaciones de la época.
Casi todo el termino de Peguera y la colonia industrial era propiedad de Manuel Arumi, para en los años 30 pasar a manos de la familia Olano, conocidos como los condes de Figols.
Tres minas se abrieron para la extracción del carbón (Pepita, Eureka y Moreta) para lo que se creó todo un sistema de instalaciones en torno a ellas. Como quiera que había que salvar un desnivel de casi 1000 metros en apenas 7 km. para bajar la carga hasta Cercs donde estaba la estación de ferrocarril, se crearon más de diez planos inclinados en el terreno para suavizar la pendiente, amen de un novedoso sistema de bajada y subida de vagonetas por medio de teleféricos para transportar la carga y una compleja obra de vías de ferrocarril y túneles con estaciones intermedias, donde había cargaderos, almacenes y otras instalaciones.
Todo ello trajo un fuerte crecimiento demográfico y de servicios al termino de Peguera.
Aunque a lo que era el pueblo de Peguera propiamente dicho no le afectó sobremanera, pues seguían llevando una vida como habían hecho siempre.
Casi ninguno de sus vecinos iban a trabajar en la mina (eran casi todos gentes venidas de otras partes del país). El único contacto que pudieron tener las gentes de Peguera era que a los jóvenes que tenían que realizar el servicio militar los podían eximir de dicho servicio trabajando a cambio durante ese tiempo en la mina. A los jóvenes les venia bien porque podían quedarse cerca de casa y a la mina también porque tenia mano de obra barata y no tenia que darles sueldo ni alojamiento.
Su considerable altitud, 1640 metros (uno de los deshabitados más altos de España) da una idea de los crudos inviernos que soportaban en aquellos años.
Contaba Peguera con cerca de cuarenta casas, que se dedicaban a la ganadería, con las vacas como animal primordial y a la agricultura con el cultivo de patatas sobretodo y en menor medida trigo y guisantes.
Mucha fama tenían las patatas de Peguera, que se llevaban a vender a Berga y más tarde eran los propios comerciantes berguedanos los que venían con camiones a llevarse el preciado tubérculo.
También en época de matanza, se seleccionaba las mejores carnes y se llevaba a vender a Berga, para sacar unos ingresos extras. Asimismo a Berga iban sobre todo los sábados que era día de mercado a vender pollos, conejos y excedentes de productos agrícolas. Aprovechaban para realizar compras de productos de primera necesidad que no hubiera en el pueblo (aun cuando algún vendedor ambulante de Berga aparecía por Peguera).
Más tarde un minero cordobés que vivía en Cal Diana puso allí una tienda, donde vendía tabaco, latas de conserva y otros productos comestibles. Asimismo tenia instalada allí la barbería.
Unas dos horas y media tardaban en hacer el desplazamiento a la capital del Berguedâ, trayecto que se solía hacer en burro.
También a Berga les tocaba llevar a moler el grano.
De Berga venia el medico a caballo cuando la ocasión lo requería.
El cura subía desde Sant Corneli a oficiar los actos religiosos.
En Cal Pubill se realizaban bailes los domingos por la tarde entre los jóvenes.
Varias casas vendían vino para todo aquel que quisiera echar un trago.
Celebraban las fiestas patronales el domingo siguiente al 25 de julio.
Antonio Casoliva relata muy detalladamente en que consistían las fiestas:
´´ Cada año a dos vecinos se les nombraba priores y eran los encargados de hacer todos los preparativos de la fiesta.
Duraban dos días; domingo y lunes.
El domingo después de la misa, las prioras regalaban un clavel a la salida de la iglesia.
Venían músicos de Berga con acordeón, bombo y trompeta para amenizar la fiesta. El primer baile corría a cargo de los dos priores que sacaban a bailar a las prioras. Baile que se realizaba en una explanada en la parte baja del pueblo.
A la comida había costumbre de matar un cordero para compartir con familiares y allegados.
Se hacían carreras de sacos para niños, se jugaba mucho a las cartas (la señora, la manilla, la butifarra).
El lunes íbamos todos a la font de Bergues a comer coca y anís, y con el baile de tarde se daba por terminada la fiesta.
Teníamos la fiesta pequeña el día 8 de mayo, donde dos casas repartían pan que se había bendecido previamente.
La iglesia tenia dos prados que se subastaban ese día. Se ponía una vela pequeña encendida y cuando esta se apagaba el que más había pujado se quedaba los prados. Normalmente siempre les dejábamos que se llevaran las pujas las familias más necesitadas y que tenían menos prados para el ganado. Esos prados los utilizaban ellos desde el 8 de mayo hasta el día de Todos los Santos. Desde aquí hasta el 8 de mayo esos pastos pasaban a ser comunales´´.

En Pascua había la costumbre de bendecir las casas. El cura acompañado de dos monaguillos echaba una cucharada de agua con sal a las puertas para bendecirlas y los vecinos le obsequiaban con huevos o algún producto agrícola.
Con la decadencia de las minas, los condes de Figols ya no querían mantener el pueblo y se les ofrecía trabajo en las minas de Vallcebre a todo aquel que se quisiera marchar.
La gente ya no veía futuro en un pueblo que estaba mal comunicado y carecía de todos los servicios que hubieran hecho falta para seguir sobreviviendo en Peguera.
Así la gente se fue marchando, se repartieron hacia Berga, Navàs, Vallcebre, Manresa o Barcelona.
Peguera se mantuvo con vida hasta el año 1967 cuando se marcharon Pedro Freixa y su mujer Rosa Sanchez, inquilinos de Cal Penjorell.
Como curiosidad destacar que en Peguera, concretamente en Cal Peró nació Ramón Vila Capdevila, más conocido como Caracremada, el último maquis catalán, legendario guerrillero antifranquista que encontró la muerte en una emboscada de la guardia civil en el  tardío año de 1963 cuando ya apenas había actividad de los maquis en España.
Después de muchos años de abandono y olvido se tuvo que llegar hasta el año 2003 para que volviera a sonar el nombre de Peguera. Ese año un jeque multimillonario de los Emiratos Arabes compró todo el termino de Peguera con la idea de convertir todo el lugar en un complejo hotelero de lujo con un hotel de cinco estrellas, rehabilitación de todas las casas como apartamentos turísticos, spa, cafetería, instalaciones hípicas, tiro con arco, pistas de tenis, además de un helipuerto y otras infraestructuras necesarias para mantener la urbanización.
Proyecto que de momento se encuentra paralizado debido a los tramites administrativos, pero que en poco tiempo podría suponer una catástrofe medioambiental para la zona irreparable, otra cuestión es los supuestos beneficios económicos que pudiera dar a la comarca.

En primer plano la restaurada capilla de Sant Miquel, en el medio el cementerio y a la izquierda la iglesia de Sant Miquel en ruinas.



Vista del pueblo desde el cementerio. Las casas situadas al cobijo del imponente Roc de Peguera. Según se cuenta, en el siglo XI se construyó en la cima el castell de Peguera, del que no queda ningún rastro.



Cal Gran. La vivienda de Peguera que mejor conservada se encuentra.



Cuadra de Cal Gran.




Cal Penjorell, la ultima casa que se cerró en Peguera. Era también posada.



A duras penas sobrevive alguna fachada todavía en pie.




Calle de Peguera.




Restos de alguna cuadra sobresalen entre la ruina generalizada.



La font de Cal Coix.




Vista de la vaguada en vertiginoso descenso donde daba comienzo toda la colonia industrial que se creó en torno a las minas.



La casa del ingeniero de la mina, don Luis Wagner, a la derecha viviendas auxiliares.



El edificio de la Cantina, ya escombrado. Fue el símbolo del complejo minero. Era donde estaban los servicios administrativos y comerciales de la colonia. Había oficinas, carpintería, botiquín, panadería, tienda y taberna. Detrás la casa Wagner. Desde 1956 en que ya no funcionaban los servicios citados, la familia Olano lo cedió para realizar campamentos de verano para los niños de la comarca. En los últimos años funcionó como albergue para excursionistas. Algún fuego incontrolado acabó con la estructura del edificio, en pie hasta fechas recientes.



Transformador de la luz, necesario para dotar de electricidad a todo el complejo minero. Sin embargo a pesar de estar situado a escasos 500 metros del pueblo de Peguera, nunca se suministró energía eléctrica al pueblo.



Cartel anunciador de la fiesta de Peguera de 2013.
Antonio Casoliva comenta los pormenores:
´´Llevamos unos cuantos años reuniéndonos el último domingo de julio para celebrar la Festa Major. Acudimos casi cien personas, allí nos juntamos antiguos vecinos y descendientes, y pasamos un día de confraternización realizando diversas actividades, hacemos misa, reparto de viandas, rifas, comida familiar, juegos y baile. Se trata de que no se pierda la memoria de nuestro pueblo, que tengamos todavía un pequeño vinculo con Peguera.
Como anécdota, este verano en una emisora de radio de Barcelona, preguntaron cual era el único pueblo de la provincia que no tenia habitantes pero seguía celebrando su día de fiesta. Llamaron varios oyentes sin acertar, hasta que uno ya dio el nombre correcto: Peguera´´.

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