Agradecimiento a Jesús Saez, cordial y placentero informante de su pueblo.
Cilbarrena es otra de las aldeas de Ezcaray que no pudo resistir los coletazos que la despoblación propinó en esta comarca.
Situada en un angosto y sombrio valle que forma el arroyo Cilbarrena, estuvo formada por once viviendas, todas ellas en muy mal estado actualmente y que además contaba con iglesia, escuela, casa concejo, molino y horno, de lo que ya nada queda apenas excepto la iglesia.
Dedicados al cultivo de centeno y avena principalmente y al mantenimiento de ovejas y vacas en la ganadería para poder vivir en una economía de subsistencia. Algunos vecinos llevaban a vender leña y escobas a Ezcaray que servían para hacer funcionar los hornos de cal. En los últimos años también hubo gente que echaba un jornal en la repoblación de pinos que se daba en el monte.
Conocieron la luz eléctrica en las casas que provenía de la central de Posadas.
Las fiestas patronales eran el día 24 de junio para San Juan.
Misa, procesión y baile conformaban los actos principales ese día. Baile que se realizaba en una era amenizado por los músicos de Valgañon (Inocente, Ciro y Arturo) con acordeón, guitarra y laud.
Algunos recuerdos de la fiesta por Jesús Saez :
´´ Venia muchísima gente ese día, de Ezcaray y todas las aldeas, se mataba una oveja machorra y como plato típico estaban los garbanzos y la sopa de fideos, en alguna casa se hacían hasta dos turnos para comer de la gente que había.
Hubo un año en que un vecino de Ezcaray de buena posición social y económica que tenia de ahijado a un niño de aquí trajo fuegos artificiales y un pellejo de vino´´.
Fiesta que no se dejo de celebrar ningún año, aun después de la despoblación.
En septiembre se realizaba la fiesta de Gracias una vez que se había recogido la cosecha de centeno, donde se hacia lo mismo pero sin procesión.
De Zaldierna venia el cura (don Manuel) montado en una yegua.
De Ezcaray venia don Eliseo, el médico montado a caballo, de donde también venia el veterinario ( primero don Silverio y luego don Elias).
A Ezcaray se desplazaban los vecinos, normalmente los domingos que había feria de ganado y aprovechaban para hacer compras y vender huevos, corderos, cabritos, etc.
Y sino les quedaba el recurso de los vendedores ambulantes que pasaban por allí para suministrarles de diversos productos como podía ser la tía Canela que venia en caballo desde Pazuengos vendiendo aceite y anís entre otros artículos o bien otro vendedor que llegaba a caballo desde Urdanta vendiendo un poco de todo.
A los pueblos del llano como eran Badaran, Cordovin o Cardenas acudían a comprar vino y a Santo Domingo de la Calzada se desplazaban para vender miel.
Jesús Saez relata algunas costumbres de Cilbarrena :
´´ Cada mes un vecino estaba obligado a tener vino en su casa funcionando como una especie de taberna para todo aquel visitante o gente del pueblo que quisiera echar unos tragos.
Cada mes también un vecino por turno estaba obligado a dar posada a los mendigos que hicieran noche en el pueblo.
Había unas fincas de centeno comunales en el pueblo que se trabajaban en cofradía y con lo que se sacaba se pagaba la luz y el gasto comunitario que hubiera.
Los domingos se hacia baile en el horno´´.
La búsqueda de un mejor futuro y mejores condiciones de vida determinó la marcha de los habitantes, unos se quedaron en Ezcaray y otros emigraron hacia el Pais Vasco.
Felix Somovilla y su mujer después de llevar tres años viviendo en soledad fueron los últimos en marchar de Cilbarrena a mediados de la década de los 70.
Llegando a Cilbarrena
Calle de abajo.
La casa del tío Antonio.
Vivienda en la plaza.
San Juan de Cilbarrena.
Desde la iglesia.
Calle de Cilbarrena.
La casa del tío Eugenio.
Calle de abajo.
En pie por poco tiempo.
La casa concejo ya se venció.
Fuente y pilón.