Hay documentos de su existencia desde el año 1139. Después de pasar por diversos propietarios, a partir de 1817 va a pertenecer a la familia Torrents. Dos años después se incorpora al municipio de Olivella del cual dependía administrativamente.
"Un tío mío que se encontraba haciendo el servicio militar a las órdenes del coronel Ignasi Torrents i Piserra, barón de Jafre, se entera de que el puesto de masovero en la baronía estaba vacante tras la marcha de los últimos que vivieron allí: el matrimonio formado por Pepe y Amparo
Se lo comenta a mis padres y como mi padre era muy aventurero y tenía ganas de recorrer mundo (había pensado en marchar incluso a Argentina) se entusiasma con la idea de marchar de masovero a Jafre. Va él primero solo a visitar el lugar y a llegar a un acuerdo con el barón y luego a los pocos días ya vamos todos.
Atrás dejamos Benissanet en la Ribera del Ebro (Tarragona) y nos vamos toda la familia: mis padres Joan y Lorenza (natural de Grañen, en Huesca), mis hermanos pequeños Joan (11 años), Josep (7 años) y yo, Rosa (13 años).
Cuando llegamos a Jafre mi madre casi se espanta de ver la soledad del lugar y exclama a su marido:
¡¡Joan, donde me has traído!!
El conductor del camión que nos había traído a nosotros y los muebles al ver la situación le dice a mi madre: Lorenza, ¿cargamos otra vez todas las cosas y nos volvemos para Benissanet? a lo que mi madre respondió con resignación: ¡¡No!! Ya que estamos aquí probaremos.
En aquel momento (octubre del año 54) nos establecimos en Jafre. Hacía pocos días que se habían marchado los anteriores masoveros, solamente vivía allí el pastor (Paco) con su mujer (Josefina), una hija recién nacida y dos mozos (padre e hijo) provenientes de un pueblo de la Terra Alta de Tarragona.
Los bienes con los que contábamos eran alrededor de cien cabras, un macho y un burro, además de un pequeño huerto.
Mi padre después de echar cuentas y viendo que pagando la renta al barón las ganancias no alcanzaban para tantos, decide prescindir de los dos mozos y hacer él las tareas del campo con la ayuda del pastor, por lo que a mi hermano Joan y a mí nos tocaba el pastoreo con las cabras.
Mi padre y el pastor se dedicaban a cortar leña de pino y hacer fardos para bajarlos a Sitges puesto que en aquellos años había muchos hornos para elaborar el pan.
Mi madre se levantaba a las cinco de la mañana para ordeñar las cabras y después de vaciar la leche en los cántaros, los cargaba en el burro y hacía diariamente los ocho kilómetros que había hasta Sitges.
Allí una parte de la carga la dejaba en una lechería y otra parte la llevaba a la estación de tren donde la recogía un señor para llevarla a Barcelona.
Además con los productos que recogíamos del huerto (tomates, pimientos, judías), una parte era para consumo de la casa y otra parte la llevaba a vender a Sitges donde tenía varios clientes que se los compraban (casas particulares y pensiones).
Así, de esto era de lo que vivíamos: la leche, la leña y los productos de huerta. También venía un carnicero de Sitges a comprar algunas veces cabritos.
Mi madre iba a Barcelona cada mes a pagar la renta al barón y a cobrar la leche y aprovechaba para comprar algunas cosas.
El pan lo comprábamos en Sitges y para beber agua, había dos aljibes en Jafre que se llenaban con agua de lluvia.
Luz nunca tuvimos y nos iluminábamos con los candiles de carburo.
La festa major de Jafre era el 8 de septiembre pero nosotros ya no la conocimos. Creo que después de la guerra ya no se hicieron.
El médico estaba en Sitges. Una vez mi padre cogió una pulmonía y tuvimos que bajarlo en un carro hasta allí.
La correspondencia la recogíamos en el bar Español en Sitges.
Como no había escuela y la de Olivella y Sitges quedaban muy lejos pues no fuimos en esos años. Mi madre cuando iba a Barcelona compraba unos cuadernos de caligrafía y de cuentas y con eso íbamos un poco manteniendo la escritura y las reglas básicas. Mi hermano pequeño cuando ya nos bajamos a vivir a Sitges hizo cuatro cuatro cursos en un año para recuperar el ritmo escolar.
Había seis mases en los alrededores, pero yo solo conocí habitado el Mas Vendrell. La Fassina, Mas Llorenc, Mas de Baix, Mas de Dalt, Mas Nou y El Morsell ya estaban deshabitados.
En Jafre la vida era muy monótona y no había mucho con que entretenerse pero nosotros nos los pasábamos bien de cualquier manera. Algunos domingos bajábamos a Sitges al cine y luego a las once o las doce de la noche de vuelta para Jafre.
Otras veces nos íbamos hasta La Plana Novella que era una gran masía propiedad de unos indianos que habían hecho fortuna y allí nos metíamos a jugar por un jardín que tenía mucha variedad de plantas y árboles o montábamos en una barquita que había en un pequeño lago.
En el año 56 cayó una nevada muy grande como no recordaban los más viejos del lugar. Nos quedamos aislados varios días.
Para colmo de males el barón acumuló muchas deudas por problemas económicos y acabaron embargándole los bienes que tenía en Jafre: las cabras y el macho. El burro se salvó porque cuando vinieron a hacer el embargo lo tenía mi madre en Sitges.
Al quedarnos sin las cabras como medio de vida ya era imposible seguir viviendo allí. Aun así estuvimos unos meses más.
Mi madre se encargaba de lavar la ropa en el hotel Subur de Sitges. Más tarde mi padre se colocó también a trabajar un huerto que tenía el hotel y mi hermano Joan en el mantenimiento del garaje. Se quedaban allí toda la semana y subían a Jafre en días sueltos. Aquí nos quedamos durante un tiempo mi hermano Josep y yo para que no nos robaran los muebles y las cosas que teníamos aquí hasta que nos pudiéramos instalar definitivamente en Sitges.
El pastor y su familia se marcharon a Vallcarca y nosotros lo hicimos al barrio del Poble Sec en Sitges. Esto fue en el año 1957". ROSA MORA.
A partir de ese año Jafre entró en un letargo infinito en el que los saqueos y el deterioro fueron haciendo mella en las edificaciones.
En 1997 lo compró la Diputación de Barcelona con intención de dotarla de infraestructuras para realizar allí diversas actividades como talleres o escuelas de oficios, pero la cosa al final quedó en nada. Las únicas obras realizadas consistieron en poner una capa de hormigón a modo de tejado en la cubierta de la iglesia para evitar las filtraciones de agua y su hundimiento y vallar todo el perímetro de la baronía para impedir el paso a la gente con la idea de que no hubiera más vandalismo.
Agradecimiento a Rosa Mora Benedé. Ella y su familia fueron los últimos en vivir en éste lugar cargado de siglos de historia. Encantadora tarde pasada en su casa de Sitges oyendo los recuerdos de su vida en Jafre. Unos años mágicos e inolvidables para ella vividos en su adolescencia. Era el contacto puro con la naturaleza, con la soledad. Todo son buenos recuerdos para ella de sus años vividos allí a pesar de que ahora ya con el paso de los años lo vea desde otro prisma y analice que la vida era dura en esos tiempos pero a la vez llena de encanto.
Visita realizada en julio de 2017.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Punto y aparte. Es un poco dificultoso llegar hasta los muros de Jafre si no eres conocedor del terreno o no vas provisto de buenos mapas. Desde Sitges es un poco intrincado por las laberínticas pistas que hay para llegar.
Desde Olivella tampoco es fácil. Es de mañana temprano y cuando transito por el pueblo de Olivella no encuentro a nadie a quien preguntar. Así que me aventuro a coger una pista que según mi intuición y el mapa que llevo puede ser la correcta, ya que no hay señalización alguna. Al cabo de un par de km. encuentro a un trabajador que con una pala excavadora está haciendo algunos arreglos de ensanchamiento de la pista. Él me confirma que voy por el buen camino. Que una vez que llegue a La Fassina (masía recuperada para el turismo rural y actividades en la naturaleza) ya no hay perdida y en pocos minutos llegaré a Jafre.
Después de dejar la pista que lleva a Sitges empiezo a subir por la que en suaves vueltas me acerca hasta la baronía. Como el lugar esta repleto de pinos no se ve nada hasta que llegas. Han acondicionado un pequeño aparcamiento y han vallado todo el recinto. Pero según veo no ha servido de nada, porque las valla tiene multitud de agujeros por donde se han colado los visitantes.
Y es que hay que recordar que Jafre es uno de los lugares más conocidos de España en el mundo de los fenómenos paranormales. Buscando en internet con el nombre de Jafre o Jafra salen multitud de páginas tratando éste tema.
Uno es muy incrédulo para estas cosas y piensa en que podrá tener de sobrenatural un pequeño caserío encaramado en una colina y rodeado de pinos. Pero lo cierto es que los expertos en la materia dicen que Jafre tiene algo. Bueno, pues, será así, no soy yo quien lo discuta pero yo, pues....
El incesante canto de los pájaros es lo que se oye en esa mañana soleada de verano.
Me introduzco en el recinto por uno de los múltiples agujeros que tiene la valla y lo primero que veo es la iglesia. Tiene una puerta con candado pero se puede ver su interior. Nada de valor, solo un interesante y curioso altar mayor.
A su lado queda la casa del barón. Edificio de bastante altura pero ya muy arruinado. Tiene un muro que rodea toda la propiedad y lo aísla de la calle. Donde estaba la entrada hay otra puerta metálica desde la cual se puede ver lo que era el patio de la residencia. A pocos metros la rectoría, aislada. Está mas entera al exterior pero no se puede acceder al interior, solamente a la entrada de la vivienda.
Poco más hay que ver, contorneo todo el lugar, descubro apartado unos metros el corral donde guardaban las cabras. Pinos y más pinos. Veo en una de las esquinas la que fue la casa de los masoveros, vuelvo a la iglesia. Un tilo da una fresca sombra junto a la puerta. El cementerio queda a unos metros.
La visita a Jafre toca a su fin. Cuando ya voy a terminar mi visita llegan tres personas de mediana edad (dos hombres y una mujer) en un todo-terreno. Llevan cámaras fotográficas. Me cruzo con ellos ya fuera de la valla, un hola es el cordial saludo que nos decimos y ellos buscan un agujero en la valla por dónde meterse mientras yo me voy alejando.
¿Habrán venido a ver el Jafre deshabitado, o el Jafre misterioso?
Jafre visto desde lo alto de la colina. Al fondo la serra Saladella.
Llegando a Jafre.
Vista de conjunto de las edificaciones de Jafre. La rectoría (fachada trasera) a la izquierda y al fondo la casa del barón y la iglesia.
La casa del barón y la iglesia.
Santa María de Jafre. Reforzado el techo con cubierta de hormigón. Atrás quedaron los tiempos en que la iglesia se llenaba de fieles venidos de las masías cercanas para escuchar misa en la festa major y en otras celebraciones especiales.
Puerta de acceso a la iglesia. La fecha de 1850 figura inscrita en la clave del dintel.
Interior del templo. Altar mayor.
"Tengo el recuerdo de ver una imagen de la Mare de Déu dels Desamparats en la hornacina central. Y las columnas recubiertas de mármol blanco.
En los años que estuvimos viviendo en Jafre solo se abrió una vez la iglesia. Fue con ocasión de la comunión de mi hermano pequeño, el Josep. Estuvo yendo durante unos meses todos los días a Olivella a dar la catequesis. Comía en casa del cura y su hermana y luego por la tarde se volvía para Jafre.
El día de la comunión, un señor de Can Josep pagó el taxi al cura para que pudiera venir desde Olivella y además le regaló a mi hermano quinientas pesetas por el tesón que había puesto de ir todos los días a Olivella a la catequesis. Se portó muy bien aquel pagès de manera desinteresada con nosotros.
Se celebró la ceremonia, estuvimos comiendo en mi casa y por la tarde el taxi llevo al cura y a su hermana nuevamente hasta Olivella". ROSA MORA.
Cementerio.
"En la caseta que antiguamente servía como deposito para hacer autopsias y guardar ataúdes nos escondíamos mi hermano el Joan y yo a leer tebeos y a fumar Celtas y Peninsulares que comprábamos a escondidas en Sitges. De repente oíamos la voz de nuestra madre que nos llamaba para cualquier cosa ¡¡Rosa!! ¡¡Joan!! y teníamos que ir corriendo a beber un poco de leche de cabra para que no se nos sintiera el aliento a tabaco". ROSA MORA.
La espadaña de la iglesia a la izquierda sobresaliendo tímidamente entre las hojas del tilo. Detrás la casa del barón y al fondo las edificaciones de Can Marcer. Poderosa vivienda dedicada al mundo del vino.
La casa del barón.
"Don Ignasi no venía casi nunca por Jafre. Él vivía en Sant Boi de Llobregat. A pesar de todo la casa estaba en muy buen estado. Era una casa señorial, muy amplia. Tenía un gran salón con unos muebles de primera calidad. Mucha cubertería y unas estanterías llenas de libros". ROSA MORA.
Fachada sur-este de la vivienda. Tenía una garita de vigilancia junto a la puerta que hablaban de tiempos pasados llenos de poder.
Patio interior. Todo el recinto estaba fortificado por un muro al exterior. Había aquí un aljibe, lavadero y horno de leña entre otras dependencias.
En un extremo del recinto estaba la casa de los masoveros y la casa del pastor.
Unos metros separados del resto de edificios estaba la rectoría.
"Mi madre decidió que nos instaláramos aquí en vez de en la casa de los masoveros que es la que nos correspondía porque está estaba en mejores condiciones y era más amplia". ROSA MORA.
Acceso a la rectoría mediante arco escarzano.
"La casa era bastante grande. Tenía cinco habitaciones, salón, sala, cocina, lavadero y cisterna en la parte de atrás". ROSA MORA.