Quantcast
Channel: Los pueblos deshabitados
Viewing all articles
Browse latest Browse all 202

Llombai (Alicante)

$
0
0

En la vall de Gallinera en la comarca de La Marina Alta se asienta sobre una minúscula faja del terreno el pequeño núcleo de Llombai. En sentido descendente se van alineando todas las viviendas en hilera a un solo lado de la calle. Hasta quince casas llegó a contar en sus tiempos de máximo apogeo.
Dos o tres viviendas tenían horno particular para hacer el pan. Los que no lo tenían usaban estos prestados o iban al cercano pueblo de Alpatró donde había varios hornos.
La agricultura era su punto fuerte en la que se basaba su economía y dentro de ella eran los olivos su principal fuente de ingresos. Una vez elaborado el aceite en la almazara que había en el pueblo se vendía a tratantes de la Vall que se encargaban de transportarlo en camiones para su venta en Pego y otros pueblos cercanos a la costa.
En ocasiones algunos vecinos intercambiaban aceite por arroz con gentes de Pego, pueblo que era buen productor del mencionado grano blanco. Además del olivo también cultivaban trigo, cebada, cerezos o almendros entre otros productos.
A moler el grano iban al pueblo de Lorcha.
La ganadería con ello quedaba en un segundo plano, algunas familias poseían pequeños rebaños de cabras.

Al carecer de iglesia acudían a la de Alpatró para los diversos oficios religiosos (misa, bautizos, bodas, defunciones, etc).
Tampoco había escuela en Llombai, así que los alumnos en edad escolar acudían a la del cercano pueblo de Benisili. Alrededor de ocho o nueve niños y niñas iban en los años 50.
El médico residía en Beniali. Si era muy urgente acudía a Llombai a visitar al enfermo en alguno de los taxis que había en la Vall. Si no era caso grave el enfermo acudía a Alpatró donde pasaba el doctor consulta una o dos veces a la semana.
La correspondencia la cogía cualquier vecino que iba a Alpatró por algún motivo.
Carecían de fiestas patronales, pero participaban activamente de las de Alpatró en agosto. El primer día, por la mañana era costumbre hacer un pasacalles hasta Llombai con los músicos de Lorcha que habían acudido para amenizar el baile en las fiestas.
En los años 50, un vecino de Llombai, Pascual Gascó Seguí donó una imagen de la Virgen de los Desamparados a la iglesia de Alpatró. Ese año hubo fiesta por todo lo alto en Llombai.
Para realizar compras de poca entidad acudían a Alpatró donde había un comercio, si eran compras de mayor envergadura aprovechaban cuando se desplazaban hasta Pego.

El envejecimiento de la población, la búsqueda de un mejor futuro por la gente joven y la opción de poder vivir en el cercano Alpatró donde había mejores servicios e infraestructuras y a su vez podían seguir acudiendo a trabajar las tierras a Llombai fue lo que propició el paulatino despoblamiento del lugar. En los años 60 el pueblo se quedó vacío pero oficialmente no fue hasta el año 1977 cuando se quedó deshabitado Llombai con la muerte de su último habitante.
Esta persona fue un personaje enigmático y misterioso. Se llamaba Stefan Gregor, todos le conocían como Esteban o Estefano. Llegó a últimos de los años 40 y se instaló en una casa que compró. Todo tipo de interrogantes se cernieron sobre su persona. De origen incierto, aunque parece ser que era yugoslavo (otras conjeturas dicen que austriaco o alemán) era un refugiado nazi de la Segunda Guerra Mundial que buscando ocultarse acabó en este rincón alicantino. Lógicamente causó un gran revuelo y una aureola de misterio no tan solo entre las gentes de Llombai sino de toda Gallinera. En la comarca era conocido como "el nazi de Llombai". Llegó con un Mercedes (que más tarde tapió en un corral en una de sus muchas excentricidades), trajo mucha cubertería de plata y valiosos trajes, de todo lo cual se fue deshaciendo en forma de regalos a las gentes de la Vall.
Muchas cosas se cuentan sobre su inquietante vida en Llombai como que una vez quisieron secuestrarlo, en otra ocasión agentes secretos de la policía franquista acudieron al pueblo para recabar información entre los vecinos para ver como se desenvolvía.
Vivía casi de la mendicidad, solamente el cartero de Beniali tenía la misión de traerle un pan cada día (no se sabe ordenado por quien) lo demás era a costa de lo que le daba algún vecino, en ocasiones él mismo sin permiso de nadie se metía en los huertos a coger fruta u hortalizas con la complicidad silenciosa de los vecinos que por no saber realmente quien era aquel misterioso personaje no se atrevían a llamarle la atención por sus pequeños hurtos.
Excéntrico, culto, huraño, solitario, esquivo, bondadoso, desequilibrado, todo tipo de calificativos recibía de las gentes que lo trataron habitualmente.
Por falta de mantenimiento la vivienda donde habitaba se vino abajo un día. Con el tiempo se había construido una pequeña caseta en lo alto de una loma al pie del castillo de Benisili donde pasaba buenas temporadas completamente aislado sin contacto con nadie.
Rodeado de un gran misterio, de la misma forma que llegó se produjo su fallecimiento. En la más absoluta soledad y sin que se sepa muy bien el motivo falleció en 1977 a los 63 años de edad.
Esta enterrado en el cementerio de Alpatró.
Posteriormente un promotor ingles que vivía en la zona de la costa compró varias casas en Llombai (pagó 300.000 pesetas por cada una) con la idea de hacer un complejo rural. Pero el proyecto nunca se llevó a cabo. No hubo segunda oportunidad de volver a la vida para Llombai.

Visita realizada en julio de 2015.

PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.

Punto y aparte. Llevaba varios años queriendo visitar el pueblo de Llombai por ser el deshabitado más representativo de una provincia muy escasa de despoblados. No las tenía todas conmigo sobre lo que me iba a encontrar porque la información resultante en internet no ayudaba mucho. Todo el protagonismo en la red al hablar de Llombai se lo lleva Stefan Gregor y su alucinante estancia en el pueblo. No sabía si me iba a encontrar un deshabitado de pleno, un deshabitado parcial, un pueblo bien conservado, etc.
Después de recorrer este pintoresco paisaje de la Vall de Gallinera a través de una estrecha y sinuosa carretera donde todos sus pueblos se van alineando en fila a su paso, arribo a Llombai. La primera visión no es muy esperanzadora puesto que lo primero que se ve es una casa en muy buen estado, ventanas abiertas y dos coches a la puerta (más tarde me entero que una familia inglesa ha comprado la casa y pasan allí temporadas). Pero ahí queda todo signo de confort en Llombai. Una vez que me adentro en su única calle veo casas en bastante buen estado pero sin ser habitadas. Es un deshabitado en toda regla. Muy interesantes las diferentes fachadas que van apareciendo a mi paso. En la mayoría sus dueños las han reforzado y mantenido con las reformas justas para evitar que se venga abajo. Recorro la calle hasta su parte baja donde se encuentra la fuente y el lavadero que han sido restaurados recientemente. Subo la calle nuevamente, fotografiando, buscando ángulos, observando detalles, vuelvo para abajo tomando más instantáneas, llego otra vez hasta la fuente, cuando en esas aparece un todo-terreno del cual se baja una persona de apariencia alemana que llena una buena cantidad de garrafas de agua en la fuente. No le doy más importancia pero enseguida aparece un segundo vehículo con otra persona que va a realizar el mismo cometido. Mientras que espera a que el alemán llene sus garrafas, se interesa por mi presencia allí y me comenta que viene muchísima gente de pueblos cercanos y de chalets de la zona a por agua a la fuente de Llombai por la calidad que tiene el preciado liquido.
Dejo a esta gente y vuelvo a subir la calle echando un último vistazo a sus edificios cuando un tercer coche baja por la calle hasta la fuente. Por lo que se ve lleva toda la razón él que me hablo del buen sabor del agua de Llombai. Hecho que me confirman posteriormente en Alpatró.
No acaba aquí la presencia de vehículos en el pueblo durante mi estancia allí puesto que llega un camión-pluma de pequeño volumen del que se bajan dos operarios con algunas herramientas con la idea de hacer alguna pequeña obra de mantenimiento o de pavimentado (ignoro que porque mi presencia allí tocaba a su fin).
¡menos mal que me había dado tiempo a fotografiar y a ver el pueblo tranquilamente antes de que empezara a acudir gente! porque no habría sido lo mismo, no habría podido disfrutar del silencio y la soledad de la misma manera. El llegar temprano me ha servido para algo.
Deshabitado pero no solitario este curioso lugar de Llombai de Gallinera a medio camino entre Alpatró y Benisili.


Entrando a Llombai. Los restos de la almazara protegidos por una verja a la derecha. De frente las formaciones rocosas de la sierra Foradà.



La almazara de Llombai. Apenas un muro en pie. Las dos prensas hidráulicas que servían para obtener el aceite y un poco más al fondo el rulo o piedra cónica que movido por tracción animal servía para triturar la aceituna.



Calle de Llombai en sentido descendente. Estrechez del vial. Las viviendas a un lado y el talud del muro de contención de lo que un día fueron huertos no deja espacio para más.



El mismo tramo de calle en sentido ascendente.




Una imagen más del mismo tramo de calle visto desde otra perspectiva.




Bonito rincón urbano de Llombai en mitad del pueblo. Casas de mampostería con argamasa. Bonita portalada en arco rebajado la de la izquierda y la de la derecha con azotea de ladrillo en reforma posterior sustituyendo al tejado. Estas viviendas no se alinean al mismo nivel que las demás y provocan un pequeño ensanchamiento de la calle. Las formaciones rocosas de la sierra "amurallan" el paisaje.



El mismo rincón visto desde otro angulo.




Calle de Llombai en sentido descendente. Bajando hacía la fuente.



El lavadero y la fuente de Llombai.




La calle única de Llombai en sentido ascendente.




Buen ejemplar de vivienda rematada en azotea. Puerta y ventanas enrejadas.



Tramo de calle en sentido ascendente. Viviendas no habitadas pero mantenidas y reforzadas para evitar su deterioro.



Una de las pocas viviendas que no se alineaba en la calle principal. Fue una de las que compró el promotor ingles. Al quedarse abandonada y sin mantenimiento se vino abajo toda la parte central del edificio.



La pequeñez de Llombai (abajo a la izquierda) contrasta con la extensión de Alpatró (en el centro).

Viewing all articles
Browse latest Browse all 202

Trending Articles