Uno de los despoblados más bonitos de España es sin lugar a dudas este pueblo de Navapalos, situado en la margen izquierda del río Duero. El museo del adobe se le podría catalogar a esta población, una combinación de lo que fue y de lo que pudo ser. Bellisimas construcciones que agonizan se mezclan con otras a medio rehabilitar y algunas recuperadas del todo con técnicas constructivas muy novedosas.
Situado en un llano, unos metros por encima de la orilla del río Duero, unas veinte viviendas llegaron a componer Navapalos en sus mejores tiempos, dedicados a la agricultura (trigo y cebada principalmente) y a la ganadería (ovejas). La caza (conejos y perdices) y la pesca (barbos y truchas) era un buen complemento para las cocinas de las casas. Había muchas plantas de lavanda en su termino de cuyas flores se extraía la esencia utilizada para productos de cosmética. Flores que se destilaban en Vildé y que después de un proceso acababan en Andalucia.
Desde 1956 conocieron la luz eléctrica en Navapalos.
Celebraban sus fiestas patronales los días 16 y 17 de septiembre en honor a San Pedro Advincula. Fiestas muy concurridas por las gentes de los pueblos de alrededor, donde no faltaba la misa y procesión, además del baile en la plaza, donde dos acordeonistas hacían bailar a los presentes. Como complemento se realizaban torneos de bolos, de tanguilla y de pelota a mano.
El cura venia desde el cercano pueblo de La Rasa a oficiar los actos religiosos, mientras que el médico acudía desde Fresno de Caracena.
Desde La Rasa y desde Vildé venían vendedores ambulantes con furgonetas ofreciendo todo tipo de productos que no había en el pueblo (comestibles, droguería, etc.).
Como en toda la comarca de El Burgo, la emigración sacudió de lleno a Navapalos, marchándose sus vecinos en busca de un futuro mejor a las capitales (Barcelona, Madrid, Zaragoza, Bilbao), así para el año 1967 Navapalos se sumaba a la larga lista de pueblos vacíos que se dio en toda España en tan devastadora década.
El pueblo se mantuvo unos años en el olvido más absoluto hasta que apareció por allí Erhard Rohmer, un arquitecto alemán, presidente de la ONG : Inter-acción- Fundación Navapalos, que en 1984 se fijó en Navapalos para rehabilitar el pueblo con técnicas y materiales antiguos (adobe y tapial) complementado con energías innovadoras (arquitectura bioclimatica y energías renovables y limpias), así consiguieron recuperar varios edificios, a la vez que se realizaban campos de trabajo en verano con alumnos venidos de todas partes que se interesaban en estas técnicas y aprendían a trabajar el adobe. Después de estar unos años funcionando el proyecto se paró debido a la falta de subvenciones, no hay movimiento veraniego de talleres, ni cursos y en la actualidad solo una persona habita de forma permanente Navapalos en espera de que todo se vuelva a poner en marcha.
Entrada al pueblo por el camino de La Rasa.
Entrada al pueblo por el camino de Fresno de Caracena.
Calle Real. El bellisimo empedrado original del suelo ya muy deteriorado.
La escuela de Navapalos.
La iglesia parroquial de San Pedro.
Atalaya de Navapalos.
Calle Real.
Rincones de gran belleza por todas las partes del pueblo.
Magnifica rehabilitación respetando el modelo tradicional con entramado de madera ( la casa pinariega ).
Hay diversas edificaciones en la parte alta del pueblo donde se ve la huella del trabajo que realizaron los alumnos durante sus estancias veraniegas en Navapalos.
Calle Real. Bajando hacia la plaza.
Plaza Mayor de Navapalos.
Bonita fachada de una vivienda en la plaza.
Calle de Navapalos.
En un paraje cercano de extraordinaria belleza se ubica la fuente de Navapalos.
El rio Duero a su paso por Navapalos.
¨ Sobre Navas de Palos el Duero va a passar,
A la Figueruela mio Cid iba posar¨.
Fragmento del Cantar de Mio Cid, donde segun cuenta utilizó un vado que habia antiguamente por aqui para cruzar el rio y pernoctar en las cercanias del pueblo.