Conocido también por Mas del Llaurador por estar situado en la Franja de Aragón (territorio fronterizo con Cataluña donde se habla una variante del catalán) se sitúa este demacrado caserío en un plano sobre la Vall del Riu.
Nada tiene que ver su estado actual con la importancia que tuvo hasta la llegada de la guerra civil.
Fue municipio independiente hasta mediados del siglo XIX. Tenía ayuntamiento con cárcel incluida, iglesia, cementerio, escuela, hostal, taberna, molino y una veintena de viviendas que sacaban provecho de unas buenas tierras de cultivo sembradas principalmente de olivos, almendros y cebada.
La ganadería quedaba en un plano secundario y eran las ovejas el animal más numeroso.
La guerra civil supuso el principio del fin para el pueblo. Estaba situado en plena zona del frente y su casco urbano fue muy castigado por los violentos combates que allí se entablaron. Al finalizar la contienda el Mas se encontraba en tan mal estado que muchos vecinos optaron por no regresar a vivir allí y así en los años 40 solo seis casas estaban habitadas.
Dos párrocos fueron parte importantisima de la historia del Mas de Labrador.
El primero de ellos fue mosén José Pellicer rector de la parroquia del Mas hasta la guerra civil.
Sobre 1915 fundó una escuela de la que carecía el pueblo en la casa rectoral, centro de enseñanza que pronto cogió mucha fama en toda la comarca y así venían hasta aquí alumnos de Valdeltormo, Valjunquera, Belmonte y otros pueblos cercanos. Incluso creo un internado para que los chicos que venían de lugares más alejados se alojaran allí.
Con la llegada de la guerra civil dejó de haber escuela en el Mas y ya nunca se restableció.
El segundo párroco clave en la memoria del Mas de Labrador fue mosén León Andia natural del pueblo de Fuendejalón.
Destinado en 1940 a Valdeltormo donde estuvo 56 años. Le adjudicaron también la parroquia del Mas del Labrador con el que mantuvo una estrecha relación hasta que se quedó despoblado.
Todos los domingos daba misa a las 10 en Valdeltormo para acto seguido coger la bicicleta y en compañía de Angel el monaguillo recorrer los 3 km. que había hasta el Mas para realizar allí la misa a las 12.
Aparte de eso todos las mañanas subía en bicicleta primero y más tarde en moto hasta El Labrador donde tenía allí colmenas y además convivía con los escasos vecinos que allí iban quedando.
Fundó una escuela de solfeo en Valdeltormo y enseñó a tocar instrumentos a todos los jóvenes de los dos pueblos. Dirigía la banda de música de Valdeltormo.
Dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de las gentes de Valdeltormo y Mas del Labrador.
Celebraban su fiesta patronal a últimos de agosto en honor a San Juan Degollado. (Fiesta que en los últimos años se ha recuperado por antiguos vecinos del Mas, gentes de Valljunquera y Valdeltormo).
Pese a pertenecer administrativamente a Valljunquera tenían más relación con el pueblo de Valdeltormo por estar más cerca y mejor comunicación.
Los pocos niños que quedaron en edad escolar después de la guerra acudían diariamente a la escuela de Valdeltormo.
Para realizar compras iban indistintamente a Valljunquera o Valdeltormo, si eran compras de más envergaduras cogían el coche de linea que pasaba junto al Mas y que hacía el recorrido Alcañiz- Calaceite para ir a este ultimo pueblo.
Coche de linea que todas las mañanas esperaba junto a la carretera el cartero residente en el Mas (tío Jesús) para recoger la correspondencia.
Nunca llegó la luz eléctrica al pueblo y para el abastecimiento de agua tenían tres fuentes cercanas a unos 10 minutos.
Esto unido a la carencia de servicios educativos y sanitarios así como al éxodo rural que se imponía en aquellos años determinó que las pocas familias que quedaban en el Mas fueran emigrando paulatinamente. Unos se quedaron cerca, en Valdeltormo y otros pusieron rumbo al auge industrial, Barcelona.
En 1962 expiró definitivamente el soplo de vida que quedaba en el pueblo con la marcha de sus últimos vecinos: el matrimonio formado por Benigno Serrano y Leonor Fuster y una hija que vivía con ellos, Pilar. Se marcharon a Valljunquera.
En los años siguientes se tomó la determinación de derribar gran número de edificios del Mas debido a su mal estado y lo peligroso que podía ser para quien por allí se aproximara.
Así numerosos edificios fueron escombrados y solo se salvó la iglesia parroquial y las viviendas que se habían cerrado más tarde y que se encontraban en algo mejor estado.
Visita realizada en solitario en octubre de 2014.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Punto y aparte. Gran parte de los automovilistas que pasan por la N-420 en dirección Calaceite y Gandesa apenas les llamara la atención un escuálido caserío a 200 metros de la carretera entre olivos y almendros a no ser por el considerable volumen de la iglesia parroquial.
Curioso que un pueblo en toda regla tuviera categoría de Mas. Cosas de la onomástica de tiempos pasados.
La iglesia es la que se lleva todo el protagonismo y la que acapara toda la atención, esta muy bien cuidada y cerrada a cal y canto. A ello se le añade que ya prácticamente nada le hace compañía, restos de alguna vivienda y algún corral es todo lo que da de si el Labrador. Cuesta imaginar como sería la configuración antigua y su trazado urbano, al parecer tuvo una bonita plaza mayor en torno a la iglesia pero como derribaron todos los edificios nada se puede intuir. La calle Mayor es un poco la que todavía se puede transitar.
Busco rincones donde Vicente Aranda rodó aquí parte de su película Libertarias en 1996 pero no consigo hacer memoria de ninguno. Después de visualizarla a posteriori consigo encuadrar una escena en la calle Mayor, en la película es donde se figura que esta la retaguardia del frente y hasta donde llega Ariadna Gil para pedir suministros para primera linea al oficial al mando de la intendencia que es protagonizado por Miguel Bosé. No consigo descifrar más que esta escena de apenas un minuto de duración.
Mi visita en esta mañana otoñal se demora pero porque me lo tomo con calma, no porque se tarde mucho en ver. Voy, vuelvo, busco una calle, intento ver los restos de edificaciones desde diversos ángulos, llego hasta las ultimas edificaciones junto a la carretera, vuelvo hacía el núcleo central, intento imaginar la vida entre una inexistente plaza mayor, descifrar lo que transmiten sus escasas viviendas pero es difícil, solo los que conocieron el Labrador en su plenitud podrán hacerse una composición de lugar, lo que si entiendo es el amor platónico que sintió mosén León Andia por este lugar. La calma y la quietud que allí se respira es impresionante salvo por un pequeño pero: el constante ruido de los coches que pasan por la carretera cercana.
Entrando por el camino de la Font bona. Corrales para el ganado a la derecha. Más adelante empieza la calle Mayor que lleva hasta el núcleo central.
Calle Mayor.
Precioso encuadre urbano en la calle Mayor.
Algunas de las viviendas que formaban el Cubierto. Son las casas más representativas en la actualidad del Labrador.
La ultima casa que se cerró en el Mas. El tío Benigno su propietario fue el ultimo alcalde pedáneo.
La iglesia parroquial de San Juan Bautista (Sant Joan Degollat). A la izquierda tras los muros el vergel del cura (huerto eclesiástico).
Portada de la parroquial. Escalinata de piedra de cinco peldaños. Puerta moderna con cruz latina en el centro enmarcada dentro de un altivo arco de medio punto que a su vez se apoya en dos pilastras laterales.
Uno de los numerosos detalles arquitectónicos de la fachada de la parroquial es el doble reloj de sol esquinero enmarcados en azul.
Cementerio, adosado a la iglesia.
Otra entrada al Mas del Labrador.
Iglesia y vivienda
Horno en el interior de una casa.
Irreconocible.
Puerta al campo.
Hilera de corrales y pajares.