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El Alamin (Madrid)

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Corta pero intensa vida la que tuvo el pueblo de El Alamin. Con poco más de sesenta años de existencia ha conocido el sinsabor de la derrota frente a la despoblación.
Pueblo fundado en la década de los 50 por don Juan Claudio Güell y Churruca, conde de Ruiseñada, aunque por su temprano fallecimiento fue su hijo don Juan Alfonso Güell y Martos, IV marques de Comillas el que figuró como propietario y alma máter del poblado de El Alamin.
Diseñado de forma parecida a los pueblos de colonización que se crearon hacia la mitad del siglo XX en muchas zonas del país. De forma casi cuadriculada, con tres calles paralelas, dos perpendiculares y una gran plaza.
Sus habitantes eran jornaleros (no tenían nada en propiedad) que se dedicaban a trabajar las tierras, a atender la ganadería de reses bravas y a cuidar el coto de caza.
Fue creado para albergar a los trabajadores de la extensisima finca de El Alamin que ocupaba un vasto territorio en las inmediaciones del río Alberche, una parte pertenecía a la provincia de Madrid y otra a la de Toledo. Había edificaciones muy dispersas dentro de la finca donde vivían varios trabajadores pero sin ningún tipo de infraestructuras. Se optó por construir el pueblo para albergar a gran parte de los trabajadores en un mismo sitio y dotarles de los servicios que carecían.
Se construyó en un terreno baldío, junto a la antigua carretera que unía Escalona con Villa del Prado, a este pueblo pertenecía como ayuntamiento y de allí recibía servicios religiosos y sanitarios, asimismo el Marqués puso a disposición de los vecinos un autobús de la época (la pava) que comunicaba a los vecinos de El Alamin con Villa del Prado.
Llegó a contar con iglesia, convento, escuela, bar, peluquería, oficina de correos y un numero aproximado de unas cuarenta viviendas, en las que sus inquilinos no tenían que pagar nada por el uso de la casa excepto la luz.
Todos los curas que oficiaron misa en El Alamin vinieron de Villa del Prado, desde don José que fue el primero hasta don Luis Miguel el último.
El médico (don Guillermo) venia una vez a la semana desde Villa del Prado. Para cualquier imprevisto sanitario de poca importancia había un pequeño dispensario que administraban las monjas del convento. Monjas que también dieron clase en la escuela hasta que se marcharon del pueblo y asimismo tenían una pequeña guardería en el convento donde algunas familias podían dejar a sus hijos pequeños cuando tenían que ausentarse del pueblo.
Los vendedores ambulantes no faltaban por el pueblo y en ocasiones eran los vecinos los que se desplazaban a Villa del Prado a realizar cualquier compra.
El panadero venia diariamente desde el pueblo toledano de Almorox.
Las fiestas patronales eran para San Juan, el 24 de junio, fiestas que se celebraban por todo lo alto, con todo el pueblo engalanado con banderines, e incluso varios años no faltaba una plaza de toros portátil.
El Marques se dejaba ver a menudo por El Alamin, donde asistía muchos domingos a misa.
El día 18 de diciembre de 1957 fue una fecha muy señalada en la corta historia de El Alamin, pues ese día contrajo matrimonio una hermana del Marqués en la iglesia de el pueblo, con la consiguiente presencia de autoridades civiles y militares y gente de la alta nobleza española, con gran parafernalia de vehículos de alta gama de la época allí congregados (mercedes, rolls royce entre otros).
La vida era muy apacible y serena en El Alamin donde se dio una gran mezcolanza de costumbres, de formas de hablar, de dichos, de hábitos, debido a que sus gentes procedían de distintas regiones de España y sirvió para enriquecer cultural y socialmente a todos sus pobladores.
El domingo era el día de descanso, lo que aprovechaban para reunirse los hombres en el bar a echar un trago y jugar la partida, los jóvenes a realizar algún baile con tocadiscos o desplazarse a Villa del Prado donde había cine y baile, quedando para los más pequeños el jugar al fútbol y las sesiones de cine en la escuela que todos los domingos ponía el cura (don José) con un proyector.
El trabajo en El Alamin no propiciaba que se ampliara el numero de trabajadores, al contrario, la agricultura iba en decadencia, los dueños ya no consideraban rentable la producción agrícola, por lo que los jóvenes tenían que emigrar en busca de trabajo en la ciudad, lo que en muchos casos conllevaba que acabaran arrastrando a los padres con ellos, otros decidieron marcharse cuando ya veían el futuro muy negro en El Alamin y se fueron en busca mejores oportunidades, y otros aguantaron hasta casi el final, hasta que les llegó la jubilación.
La mayoría de la gente emigró a Villa del Prado y a Madrid, la despoblación definitiva de El Alamin se produjo en los albores del 2000.
Las diversas particiones que se hicieron entre los descendientes del Marqués hizo que la finca y el pueblo quedara repartido por lo que se dejo sin uso el pueblo de El Alamin, que posteriormente fue vendido a un grupo inmobiliario. Hay diversos rumores sobre el futuro que se le vaya a dar a este pueblo, pero de momento no hay nada de nada, ningún movimiento.
En estos últimos años El Alamin ha sido visitado por expoliadores, grafiteros, jóvenes para realizar botellón y fiestas, aficionados a la parapsicología, practicantes de airsoft, etc.
Este pueblo es algo más que todas estas actividades que allí se vienen realizando, El Alamin tiene que ser recordado por la corta historia de vida que tuvo el pueblo forjada por un grupo de gentes que dieron vida al lugar y dejaron allí los mejores años de sus vidas. Todo lo demás es secundario así como la nueva vida que pueda tener próximamente.
Hay que disfrutar recorriendo pausadamente las calles del pueblo, dejarse llevar por el silencio e imaginarse como era la vida allí.

Este es mi homenaje a El Alamin y a todos los que allí vivieron.

PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.

Visita realizada en compañía de Jesús Sanchez en enero de 2014.

La mayor parte de lo publicado son extractos extraídos de una pagina de facebook:
Antiguos vecinos Poblado de Alamin, así como de una conversación telefónica con un antiguo vecino del lugar.


Disposición urbanística del pueblo.




Calle de Nuestra Señora de las Angustias. Arteria principal del pueblo. Hacia la iglesia.



Hacia la mitad de la misma calle.




La iglesia parroquial de El Alamin.




Fuente octogonal y fachada de la iglesia por su lado oeste.




Nave central de la iglesia, con el altar mayor al fondo y las puertas de la sacristía.



Pila bautismal.




Desde la puerta de la iglesia. Llueve sobre El Alamin.




Plaza del Marqués de Comillas. Convento de monjas de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl.



Escuela de El Alamin.




Fachada sur de las escuelas.




Calle de Nuestra Señora de las Angustias. Hacia la salida.




La misma calle vista desde las alturas.




El bar de El Alamin  ¡¡ Cuantas partidas de dominó y de cartas en su interior !!



Calle de Nuestra Señora de los Reyes.




Calle de Nuestra Señora de los Reyes a la inversa. El silencio es abrumador.



Viviendas con porche ¡¡ Cuantas noches de verano sentados a la fresca !!



Otro tipo de vivienda. No hay porche pero tiene desván. Se solía adjudicar a familias numerosas.



Todas las casas tenían en su parte trasera un pequeño patio individual donde se tenia un minúsculo huerto para consumo, no faltaba la parra. Además había pequeñas dependencias para animales como el cerdo, las gallinas, conejos o palomas.



Piscina de mayores y vestuario.

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