El abulense Arturo González se marca un trabajo soberbio con este libro donde hace un viaje fascinante a esta comarca aislada, abrupta y poco conocida del prepirineo de Huesca.
El plato fuerte del libro son los caminos para llegar a cada pueblo, en algunos casos hasta con cinco rutas diferentes detalladas al máximo detalle nos dejan a las puertas de cada uno de los despoblados donde el autor desmenuza los edificios que se encuentra en el recorrido y nos muestra un legado arquitectónico en cada pueblo agonizante, puesto que las iglesias, ermitas, viviendas, molinos, mallatas, herrerías, hornos, bordas, parideras, etc sin nadie que las cuide van camino irremediable de la ruina.
El trabajo se apoya en un extensisimo muestrario fotográfico para conocer con detalle lo que el autor va viendo tanto en el exterior como en el interior de los edificios, dando mucha importancia a los molinos y los recintos pastoriles.
De obligada lectura cuando se vaya a visitar Otin, Nasarre, Alastrué, Miz o Matidero entre otros lugares.
El libro finaliza con el relato imaginario del último habitante de Alastrué, entre recuerdos del pasado y tristeza del presente ejemplariza como pudo ser la solitaria vida de los últimos que vivieron en cada uno de estos pueblos.
Contraportada del libro.
<< Nueva semana dedicada a los libros que tratan el tema de la despoblación. Puesto que no son trabajos míos y para evitar falsas interpretaciones no esta abierta la opción de hacer comentarios. Simplemente es una reseña sobre el libro y mi opinión personal >>