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Campoalbillo (Albacete)

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A 690 metros de altitud en plena llanura de la comarca de La Manchuela se encuentra la aldea de Campoalbillo perteneciente al municipio de Fuentealbilla.
Alrededor de una quincena de casas dieron forma a la población dividida en dos por la carretera y vertebrada por una calle longitudinal de oeste a este.
No es Campoalbillo un deshabitado de pleno porque a día de hoy se mantiene una casa abierta durante todo el año y otra más a unos centenares de metros de la aldea. Actualmente hay alternancia de viviendas en buen estado con otras que languidecen recordando tiempos pasados. Se puede decir que hubo vida hasta fechas bastante recientes. Alrededor de seis o siete casas fueron cerrando en los años previos a finalizar el pasado siglo XX.
Contaron con luz eléctrica desde 1932 por medio de una linea proveniente de la central de Moranchel en término municipal de Valdeganga.
El agua para consumo no llegó hasta principios de los años 80. Hasta entonces se surtían de un pozo situado a doscientos metros de las casas.

"Alguna familia traía el agua del pozo Barchín situado en terreno de Golosalvo". MARI NIEVES PIQUERAS.

Buenas tierras de cultivo contaban en su término las cuales se sembraban de trigo, cebada, lentejas y garbanzos principalmente. Poseían también un importante número de viñedos.
Iban a moler el grano al molino de Abengibre.
Elaboraban vino para consumo casero.

"En la época de la siega se contrataba a segadores de Abengibre y de esas aldeas de Jorquera: Cubas y Maldonado entre otras". JUAN VERGARA.

Dos hornos para hacer el pan llegó a haber en Campoalbillo. Con el paso del tiempo dejó de hacerse el pan y lo traía el panadero de Fuentealbilla.
En la ganadería la oveja era el animal de referencia. En los últimos años ya solo tres casas tenían rebaño.
Carniceros de Fuentealbilla y Abengibre venían periódicamente a comprar los corderos.

"En tiempos pasados en mi familia se llevaba a vender leche de cabra al convento de Mahora" MARI NIEVES PIQUERAS.

Se suministraban de leña de pino y de carrasca para calentar la lumbre de los hogares. Todos los años no faltaba alguna nevada de medio metro de espesor.
El conejo, la perdiz y la paloma torcaz eran los reclamos para los aficionados a la caza, con la cual hacían un aporte extra a las despensas de las cocinas.
Uno o dos cerdos se mataban por lo general en cada casa en época de matanza.

Camino de Bormate
Corrales de Garrido
El Arenero
El Astonar
El Blanquizar
El Cerro del Portillo
El Navajo del Marqués
El Pozo de los Moros
El Vallejo del Conde
La Calerilla
La Caña de las Viñas
La Carrasca
La Casilla del Melguizo
La Cuesta de la Arena
La Cueva de Longinos
La Era de Gil
La Fuentecilla
La Hoya Berna
La Hoya de Elías
La Pará
La Pimpollá
La Vereda
La Vía
Las Buitreras
Las Hoyas
Las Peñuelas
Los Guijarrales
Los Villares
Monte Tobal
Taldearroba

**Son algunos topónimos de lugares comunes de Campoalbillo que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**


Para todo tipo de oficios religiosos acudían a la iglesia de San Jorge en Golosalvo.
La escuela nueva se edificó en 1962 junto al camino de Las Hoyas y sustituyó a la que hubo siempre en el centro de la aldea.

"Se entraba por un patio que era como un callejón sin casas, al fondo estaba la escuela. Tenía la mesa de la maestra y los pupitres para los niños. Íbamos todos juntos, pequeños con mayores. En los años 50 seríamos alrededor de quince alumnos entre chicos y chicas. Estaba Martín y su hermano Juan Miguel, Juan y Paco, Elvira, Dieguete y alguna de sus hermanas, Andrés, algún hijo de Longinos, además de hijos de algunos aniagueros. A la escuela nueva ya no asistí porque nos marchamos a Casas Ibáñez antes de que empezara a funcionar". PEDRO GARCÍA.

"El jueves lardero era costumbre de ir de excursión a un pinar. Venían algunos padres y la maestra. Se correteaba por allí, se jugaba y se comía el hornazo relleno de huevo y chorizo". MARI NIEVES PIQUERAS.

De Fuentealbilla venía el médico (don Paco) cuando la situación lo requería y alguien enfermaba de gravedad.
Desde Golosalvo acudía el cartero (Leovigildo) a repartir la correspondencia.

Carecían de fiesta patronal pero participaban muy activamente de las fiestas de San Jorge en Golosalvo en el mes de abril.

"Iba muchísima gente de Campoalbillo dada la cercanía. Se degustaban magdalenas y rolletes. El baile era amenizado por los Blases, músicos de Golosalvo". MARI NIEVES PIQUERAS.

"Íbamos andando por el camino. En la plaza se ponían los turroneros y algún puestecillo con juguetes y por la noche íbamos al baile, corríamos entre las parejas jugando al pilla, pilla. Aun recuerdo canciones como la de a lo Loco, a lo Loco, caramelos de menta y de coco, o esa otra de "ya viene el negro zumbón con la camisa de sport....Los músicos eran unos que llamaban Los Tenores, un padre y sus dos hijos" PEDRO GARCÍA.

"Para San Antón el 17 de enero se hacía una hoguera en la plaza y cada uno llevaba lo que podía, generalmente productos del cerdo: panceta, chorizo, morcilla... todo ello se asaba y se degustaba a la vez que se cantaba y se bailaba".
JUAN VERGARA.


Había una tienda pequeña en casa de Antonia y Miguel donde la gente se podía abastecer de lo más básico y además para compras de más envergadura se hacían desplazamientos a Abengibre y Fuentealbilla.

"Venían vendedores ambulantes de Abengibre, Madrigueras o Jorquera, traían un poco de todo". JUAN VERGARA.

"Era costumbre de niños de ir andando o en bicicleta a Bormate a comprar un helado o unos chupa chups". MARI NIEVES PIQUERAS.

Algunos campoalbilleros se desplazaban hasta Albacete capital para asistir a la feria de ganado que se celebraba a mediados de septiembre.
Candelaría Rodríguez y Josefa Martínez hicieron las funciones de parteras. Con sus buenas artes ayudaron a unos cuantos niños de Campoalbillo a venir al mundo.
En Fuentealbilla estaba el cuartel de la guardia civil. Cuando la pareja de guardias hacia la ronda por los pueblos y les tocaba dormir en Campoalbillo el alcalde pedáneo les asignaba una casa.
Se vivía con mucha placidez pero la emigración llamaba a las puertas de las casas de Campoalbillo para ir sacando a las gentes de su tierra. Aunque el goteo migratorio fue muy espaciado en el tiempo, así en las décadas de los 60, 70, 80 y 90 la aldea vio como sus calles se quedaban vacías durante el invierno y solo algunos volvían en fechas veraniegas. La vida era dura en general, el campo ya no daba para todos, la gente tenía ganas de buscar un cambio de vida y a ello se le unía el que algunas familias eran aniagueros, no eran dueños de las casas ni de las tierras. Unos se quedaron en pueblos cercanos como Golosalvo o Casas Ibañez y otros dieron el salto a las capitales: Barcelona, Albacete o Valencia. Desde entonces Campoalbillo se quedó con dos casas abiertas hasta la fecha de hoy.

Informantes:
-Mari Nieves Piqueras
-Juan Vergara
-Pedro García
-Paloma Felipe


Visita realizada en mayo de 2022.

Punto y aparte.¿Crees que Campoalbillo encajaría en mi página sobre los pueblos deshabitados? Es la pregunta que le formulé a mi buena amiga Paloma Felipe descendiente de Campoalbillo por parte paterna, entusiasta y tenaz cronista de todo cuanto acontece en esta pequeña aldea albaceteña.
Con matices pero yo creo que sí. No está vacío del todo pero es un lugar en decadencia que arrastra la pesada losa de esos lugares venidos a menos que no levantan cabeza. Pero lo mejor es que lo veas tu con tus propios ojos, fue la sagaz respuesta de Paloma.
Así que todo quedó pendiente de la ocasión en que yo pudiera conocer el lugar. Y fue por mayo con motivo de ir a visitar el siempre maravilloso pueblo de Alcalá del Júcar cuando decidí hacer una parada en Campoalbillo.
Iba expectante por lo que me iba a encontrar. ¿Encajaría en mi trabajo? Pronto saldría de dudas.
La carretera pasa por medio del pueblo al cual divide en dos y esa división afecta también a las dos visiones que se tienen de Campoalbillo. A un lado un grupo de casas apagadas, silenciosas pero no hundidas. Al otro lado el Campoalbillo que se mantiene con decoro, el que aporta algo de modernidad en sus construcciones.
Lógicamente entro hacia el lado del pueblo que más me llama la atención. Llego junto a lo que un día fue un parque infantil, decaído, a tono con las edificaciones cercanas. Es el lugar que antiguamente ocupaba la balsa de agua, que un día la desecaron y la convirtieron en zona de ocio y descanso. Hay una furgoneta aparcada delante de una puerta pero no veo a su ocupante. Estará haciendo alguna faena en el interior de algún edificio. Me llama la atención una larga formación de casas en hilera que se pierde hasta las afueras del pueblo. Casas de buen porte y buen estado, una de ellas con escudo nobiliario, en otras la vegetación ya no permite ver su fachada. Una torreta altiva se muestra al final del camino, de primeras pienso que era el transformador de la luz pero no, luego me enteraré de que era un deposito de agua. Bonitos encuadres se obtienen por este lado con este grupo de casas. Volviendo otra vez para la parte central observo que sale una persona de un portón de un patío portando una carretilla. Entablo conversación con él. Junto a su mujer han venido desde Valencia a pasar el fin de semana a su casa. Después de estar un buen rato conversando con el matrimonio en el interior del patio sigo mi caminar por la aldea. La furgoneta que vi nada más llegar ya no está. Una voluminosa vivienda en la plaza llama mi atención. También alguna otra casa con artísticos enrejados en la ventana. Llego hasta la carretera, la cruzo y entro en el Campoalbillo "moderno", la sensación de melancolía y tristeza desaparece por este tramo de calle. Casas y portones de cocheras denotan que no todo esta yermo y mustio en Campoalbillo. Al final de la calle observo una era de trillar con su pajar correspondiente. Por aquí iría a otra aldea deshabitada: Las Hoyas, de la cual poco queda ya. Pospongo la visita a ese lugar para otra ocasión. El tiempo va en mi contra y no puedo ir a conocer aquel caserío. Vuelvo otra vez sobre mis pasos, veo alguna nave agrícola de grandes proporciones y el edificio que según mis indicaciones fue la escuela, hoy reconvertida en vivienda. Aquí me encuentro a un matrimonio, son los únicos habitantes permanentes de la aldea. Conversación distendida con ellos hablando sobre el pasado y el presente del pueblo. Al cabo de un rato ellos se van, va siendo hora de comer. Yo sigo transitando por esta pedanía de Fuentealbilla. Dejo atrás la calle y sus construcciones remozadas y salgo a la carretera. Una cruz de madera bajo el alero de una fachada llama mi atención. Ando un centenar de metros por el asfalto y por aquí cojo un camino que me lleva por detrás de las casas. Es por aquí donde veo con más nitidez el desgarro que producen los años de abandono y olvido. Salgo otra vez a la plaza y a lo que un día fue la balsa. Me dirijo por el camino de Golosalvo hacia las afueras del pueblo. Quiero ver la panorámica del lugar por este lado. Llego hasta una era de trillar, observo un pozo tapiado a unos metros. Desde aquí contemplo Campoalbillo de forma longitudinal. Después de unos minutos vuelvo a adentrarme en su trazado urbano. Llego hasta el epicentro de la aldea nuevamente. Silencio solo roto por el ruido de coches que atraviesan por mitad del pueblo por la carretera. La visita a esta población de La Manchuela va tocando a su fin. Me voy para Casas Ibañez.
¿Qué le contestaré a Paloma sobre la observación que me hizo ella? La animosa cronista de Campoalbillo, enamorada del lugar donde pasó tantos años de infancia espera con ganas a conocer mis impresiones del lugar.
Pues la respuesta es que sí. Que Campoalbillo tendrá un espacio en mi página. Éticamente no es un lugar deshabitado porque vive gente, pero estéticamente si lo es. El número de población es mínimo, no aumenta en demasía en temporada veraniega y las construcciones apagadas e inhabitadas superan a las que si tienen un soplo de vida. Las sensaciones son las que cuentan y en este caso he visto un lugar que tuvo que ser pintoresco, coqueto y con su aparente encanto pero que ahora esta taciturno, melancólico y con el recuerdo perenne de añoranza de tiempos pasados, los tiempos en que la balsa estaba llena de agua, de las mujeres que cogían agua del pozo cigüeño, de la escuela que acogía en su interior a una quincena de niños o de las tardes veraniegas a la fresca sentados sus gentes en los poyetes de la casa de Gil junto a la plaza.


Llegando a Campoalbillo por el camino de Golosalvo.




Llegando a Campoalbillo por la carretera de Abengibre.




La casa de Isabel y José Juan. No tuvieron hijos. Aquí se alojaban de patrona alguna de las maestras que ejercieron enseñanza en la escuela.
"La casa la recuerdo perfectamente era preciosa y grande. Isabel era una mujer entrañable gran amiga de mi abuela, siempre enlutada, de mirada tierna. Mi abuela sufrió mucho su perdida, cuando mi abuela todavía vivía en Campoalbillo Isabel falleció y por circunstancias no pudo ir a su funeral, pero el féretro paso por la carretera de Campoalbillo, mi abuela esperó pacientemente durante horas a que pasara el coche fúnebre con su amiga para darle el ultimo adiós".
PALOMA FELIPE.




La escuela nueva. Se edificó en 1962. Alrededor de una veintena de alumnos asistían a clase en los años 60. Doña Antoñita, doña Felicitas, doña Angelines y doña María Isabel son algunas de las docentes que se recuerdan. Doña María Isabel fue la última que impartió enseñanza aquí. Ello sucedió en 1977.



Calle principal de Campoalbillo, partida en dos por la carretera.



En tiempos pasados aquí estuvo ubicada la fragua de Campoalbillo. El herrero venía de Cenizate.



La casa de Sebastián y Jeroma. Tuvieron dos hijos: Anita y Antonio. Se fueron a Golosalvo. A continuación la casa de Carmen y Elías.



La casa de Carmen y Elías. Tuvieron cuatro hijos: Maria Teresa, Severiano, Pedro y Carmen. Se marcharon a Casas Ibáñez.



El pozo cigüeño. Aquí venían las mujeres con cubos y espuertas a coger agua para lavar.



La casa de Longinos. Vivió en ella el matrimonio formado por Longinos y María. Tuvieron cinco hijos: Cari, Estrella, Eduardo, Maruja y Daniel.



La casa de Antonia y Miguel. Tenían en su interior una pequeña tienda con lo más básico. Aquí se instaló el primer teléfono publico que hubo en la aldea.



Aquí estuvo la balsa de agua. Se llenaba con agua de lluvia y se utilizaba para beber los animales y algunas mujeres la aprovechaban para lavar. Con el tiempo se desecó y se hizo un parque infantil.

"Los niños veníamos aquí a cazar sapos. Un invierno un niño se cayó en el agua helada y fue un vecino del pueblo el único que se atrevió a salvarlo".
PEDRO GARCÍA.


"Cuando ya apenas quedaba ganado para beber en ella mi abuela y otras personas insistieron al ayuntamiento de Fuentealbilla para que la desecaran pues era insalubre, producía malos olores y estaba llena de mosquitos". PALOMA FELIPE.



La casa de Gil Piqueras. Casado por dos veces, tuvo cuatro hijos. Vivienda voluminosa y de buena presencia. Gil tenía muchas tierras y daba trabajo a gentes de Campoalbillo y de otros pueblos de la zona.



Puerta de acceso al jaraiz (almacén, bodega) de la casa de Gil y a continuación la casa de Tomás y María. Tenía horno de pan en su interior.



La plaza de Campoalbillo. La balsa se situaba a la izquierda. Detrás de los edificios que se ven de frente estaba la escuela vieja. En los poyetes de la derecha correspondiente a la casa de Gil era donde acostumbraba a reunirse la gente de la aldea a la fresca en las tardes veraniegas. Lugar de mucho contacto social.
"Mis años de infancia en Campoalbillo los recuerdo con mucho cariño y para mí fueron los mejores. Veníamos de una ciudad con todo y cuando llegábamos al pueblo entrábamos en un mundo diferente. En donde apenas teníamos de nada, nos duchábamos en espuertas con agua calentada al sol, el wáter estaba al fondo del corral y no había cisterna, echábamos agua, todo esto me parecía un vida diferente y al hacerme mayor me siento afortunada pues he conocido poca gente de edad que haya pasada veranos así. Alli aprendimos a montar en bici, recuerdo aquella bh verde pequeña, en donde todos aprendimos. Tengo el recuerdo grabado en mi memoria como si fuera hoy. Correteábamos con las bicis libremente todos los chiquillos, yo siempre iba en el grupo de los chicos. Para entretenernos en las calurosas tardes de verano hasta que caía la tarde nos refugiábamos en el jaraíz de Teresa jugando con coches de esos pequeños. Al atardecer chicos y chicas nos juntábamos y con nuestras bicicletas nos íbamos a Golosalvo o Bormate a por chuches o helados, lo pasábamos muy bien todos juntos. Recuerdo a mi abuela y mi madre con la perra salir a la carretera a esperarnos. Fueron tiempos muy felices, por las noches la gente mayor salía al fresco en la balsa con sillas y nos daba la madrugada. Algunas veces Mari la de Juan, mi abuela, mi madre y en ocasiones mi hermana y yo íbamos a andar por el camino de Golosalvo y por primera vez y única conocí lo que eran las luciérnagas. El 15 de agosto era la noche de estrellas, recuerdo a mi familia con las luces apagadas, en medio del corral sentados con sillas y una manta mirando al cielo esperando a aquellas fantásticas estrellas fugaces que tanto me impactaron. Y así pasábamos los veranos ajenos a televisiones y la monotonía de la ciudad. Llegar a Campoalbillo era adentrarnos en un mundo diferente, divertido inolvidable". PALOMA FELIPE.



Foto cedida por Paloma Felipe.

Casa propiedad de Gil Piqueras. La habitaron durante treinta años como aniagueros (renteros) Josefa y Francisco. Tuvieron cuatro hijos: Pedro, Eugenio, Mari José y Antonio.
Pedro se marchó joven a estudiar a Albacete y después se fue a vivir a Valencia lo mismo que Eugenio. Mari José vivió en Campoalbillo hasta que se casó y después se fue a Villamalea y Antonio emigró a Suiza.
"La casa contaba con un corral que daba acceso a la vivienda. Conforme entrabas teníamos lo que por aquí se llama "la cocinilla" en donde debajo la chimenea con una cocina ya de butano en mis tiempos, se cocinaba. Luego teníamos la mesa camilla y la televisión sin mando por supuesto en donde los canales desgastados se sujetaban con un palillo. Al lado de la chimenea teníamos otra estancia pequeña...que teníamos una pila para lavar platos pero sin agua corriente (el único grifo estaba en el corral y había que salir a por agua). Desde la cocinilla y tras un portón grande y robusto que a mi me recordaba al de una iglesia daba paso a mano izquierda a una habitación donde dormían mis abuelos, sencilla, de la época, todas las paredes estaban "enlucidas' de blanco y azul añil. A mano derecha teníamos la despensa o como decía mi abuela " dispensa" en donde guardaban la orza de chorizo, los tomates en agua sal y todas las frutas y verduras que mi abuelo recogía del campo. En el centro había una pequeña sala que era donde en tiempos de antaño estaba el altar (pues según los testimonios hubo una pequeña capilla en donde incluso en época de la guerra se "escondió" a San Jorge, patrón de Golosalvo para que este no fuese saqueado. Los vecinos recuerdan que se llegaron a oficiar misas. Y yo recuerdo como mi abuela conservaba los huecos del altar en donde iban colocados los santos). Mi abuela y a petición de su "ama" la Teresa siempre conservó en la pared ese pequeño hueco en donde se colocaba el santo. Desde esta sala se daba paso a más habitaciones, tres en concreto con otra pequeña despensa en donde mi abuela guardaba las conservas. Siempre decía que en esa pequeña sala antiguamente se cambiaba el cura. El suelo estaba enlucido con una especie de pintura roja salvo dos recuadros de azulejo que mi abuela conservó para recordar la capilla. Al fondo había otro pequeño salón que tenía puerta, la cual daba acceso al piso de arriba donde estaba lo que por allí se llama la cámara, en donde se guardaban nuestras bicis, muebles antiguos...etc. Saliendo de la casa y en el corral había otra pequeña habitación que la llamaban haraiz o jaraíz en donde había dos grandísimas tinajas y se guardaban lentejas y garbanzos. Mi abuela allí tenía las conejeras donde criaba conejos. Al fondo del corral había una gorrinera, la recuerdo en ruina, nunca llegue a ver allí cerdos. El horno lo destruyó mi abuela para construir un porche en donde mi abuelo guardaba el tractor. También en el corral teníamos una bonita parra en donde mi abuelo colgaba los conejos después de muertos y los despellejaba para cocinarlos. Esa imagen siempre me impacto cuando era niña.
A finales de los 70 o principios de los 80 volvió a instalarse otro teléfono público aquí en esta casa, aún recuerdo a los vecinos venir a llamar mientras nosotros cenábamos con poca intimidad en la conversación que ellos mantenían por vía telefónica. Sin quererlo nos enterabamos de todo lo que hablaban. Se contaba por pasos y mi abuela tenía una caja en donde los apuntaba y cobraba por las llamadas. Con la llegada de más instalaciones de líneas y tras varios robos en casa por mi abuela disponer del poco dinero que guardaba por las llamadas decidió dejar de ser teléfono publico y paso a ser teléfono de la vivienda.
Mis abuelos vivieron hasta gran avanzada edad en su querido Campoalbillo, tras la muerte de mi abuelo mi abuela siempre soñaba con regresar.
No hace muchos años y tras una reforma en la casa se descubrió que tenía cueva, en donde Mari Nieves recuerda como su abuela Olalla le contaba que ahí era donde se escondía la comida en época de guerra o incluso los hombres para que no fuesen capturados y mandados al frente". PALOMA FELIPE.




Foto cedida por Paloma Felipe.

Josefa Martínez y Francisco Felipe con su nieta Paloma en el patio de la casa. Él era nacido en La Nava de Abajo y ella en Abuzaderas. En esta pedanía albaceteña estuvieron viviendo hasta que se vinieron a trabajar a Las Hoyas y posteriormente a Campoalbillo donde echaron raíces.



Foto cedida por Paloma Felipe.

Pedro Felipe, el hijo mayor de de Francisco y Josefa manejando una moto en 1982 en la calle principal de Campoalbillo.
A la edad de cinco años se fue con sus tíos Aniceta y Juan a una aldea cerca de La Pulgosa. Estudió la carrera de Maestro Industrial en Albacete y luego un master de matricería en Murcia. Se casó con Ana y se fueron a vivir a Valencia para trabajar en Ford España. Murió a la edad de 56 años. Aún viviendo fuera de Albacete nunca perdió el vínculo con sus raíces y pasaba los veranos con su mujer y sus hijas en Campoalbillo.



Hacia la salida de la aldea por el camino de Golosalvo. Agrupación lineal de casas. De frente el deposito del agua.



La casa de Bernardino y Dedi. Tuvieron cinco hijos. Era otra de las casas pudientes de Campoalbillo. A la izquierda cochera donde se guardaba el tractor.



La conocida como casa del escudo. En la segunda mitad del siglo XIX vivió en ella el matrimonio formado por Juan Piqueras y Clara Ibáñez. Tuvieron cuatro hijos, uno de los cuales, Juan de Dios fue el heredero. Se casó con Rosa Piqueras. Tuvieron dos hijos: Juan y Pedro.
Era una familia que tenía muchas tierras en Casas Ibáñez, Fuentealbilla, Golosalvo, Campoalbillo, Abengibre, Corral- Rubio, Jorquera y Montealegre del Castillo. Tenían aniagueros, pastor, guarda y dos muleros.
La casa era muy bonita y muy bien amueblada, tenía calesa, baño propio y bodega.



Foto cedida por José Luis Piqueras.

Clara Ibáñez, matriarca de la casa del escudo con sus cuatro hijos.



Es por la parte trasera de algunas viviendas donde se visualiza el desgarro que va produciendo en las piedras los años de abandono y olvido.



Era de trillar.



El pozo de arriba. Hasta que llegó el agua a las casas era aquí a donde venían a buscarlo.

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