Unos metros más arriba de la confluencia de dos barrancos en pleno Romanzado se sitúa el pequeño caserío de Orradre.
Cuatro casas componían la población en los últimos años de vida del pueblo. Una quinta casa existió en las primeras décadas del siglo XX y siete se llegaron a contabilizar en el XIX.
No tuvieron luz eléctrica. Los candiles de aceite y carburo fueron sus fuentes de iluminación.
Para consumo de agua tenían la fuente a cinco minutos del pueblo.
Cada casa tenía su horno para hacer el pan.
Su término municipal era pequeño por lo que tenían poco terreno cultivable. Trigo y cebada eran sus principales producciones.
Nogales, manzanos, perales y ciruelos eran los árboles frutales que más abundaban en sus campos.
Iban a moler el grano a la harinera de Lumbier.
La ganadería se basaba en la oveja como animal prioritario.
Tratantes de Sangüesa eran los encargados de comprar los corderos.
En cada casa había un par de bueyes o incluso dos para las faenas del campo.
Barranco del Toscal
Campo de la Era
Campo de la Izala
Campo de la Vistica
Campo del Camino de Iso
Cantera de Espiñela
Cerro de Corona
Cerromalo
El Molinacho
El Monte
El Plano
El Saso
Fuente Burzana
Gallinajusta
La Retóndola
La Sierra
Pintopozo
Rincón del Paco
San Julián
Tierra Canabera
**Son algunos topónimos de lugares comunes de Orradre que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**
No había escuela en Orradre y así a los niños en edad escolar les tocaba ir a la de Napal.
"En los años cincuenta íbamos cinco o seis niños de Orradre a la escuela de Napal. Tardábamos medía hora andando". JUANI OROZ.
Don Ciriaco, el cura venía andando desde Domeño a oficiar los actos religiosos.
"En cierta ocasión estando el cura en Orradre para dar misa se puso enfermo del estomago y estuvo un mes y medio convaleciente aquí en nuestra casa hasta que mejoró y pudo volver a Domeño. Mi madre le tenía que atender y dar de comer". JUANI OROZ.
El médico venía en coche desde Domeño en la persona de don Miguel, años más tarde le sustituyó su hijo Miguel María.
Martín el cartero de Domeño venía a repartir la correspondencia montado en bicicleta. Luego le relevó José Luis.
Para hacer compras de poco tamaño se desplazaban a Domeño. Si era cosa de más cantidad y diversidad de productos hacían el desplazamiento a Lumbier para lo cual aprovechaban para vender huevos, pollos o algún cabrito.
Algún vendedor ambulante llegaba desde Lumbier vendiendo un poco de todo y algo de pescado como eran las sardinas y el bacalao.
A Domeño tenían que ir a visitar al herrero para cualquier apaño de forja.
La fiesta patronal se realizaba el 27 de diciembre en honor a San Juan Evangelista.
Ese día venían los familiares llegados de fuera además de la juventud de Napal, Iso y Domeño.
Para la ocasión se mataba un cordero, un cabrito o un pollo. No faltaban a los postres los orejones, las ciruelas pasas y la bizcochada.
Se hacía baile amenizado por un acordeonista de Pamplona.
"El baile se hacía en el salón de Casa García porque allí había varías mozas jóvenes". JUANI OROZ.
En la noche de Navidad era costumbre quemar un tronco grueso en el fuego de la cocina. Se le llamaba chubilar.
El domingo de Ramos se bendecían tallos de mimbre y sanguino con los cuales se hacían cruces y se ponían en los campos a primeros de mayo.
La despoblación acechaba a todo el Romanzado y Orradre no iba a ser ajeno a ello.
"En los últimos años ya estaba emigrando la gente de todos estos pueblos.
Me quedé yo sola de gente joven en Orradre. Los domingos venía una chica de Napal que también estaba sola en su pueblo y salíamos a pasear hasta la carretera general, otras veces si hacía buen tiempo alargábamos el paseo hasta Domeño. Ese era nuestro entretenimiento los días de fiesta". JUANI OROZ.
Fue la gente joven que había emigrado previamente la que se acabó llevando con ellos a los padres.
La ausencia de futuro en el campo y las ganas de buscar una mejora de vida fue empujando a las gentes de Orradre rumbo en su mayoría a la capital: Pamplona.
El matrimonio formado por Marcos Oroz y Felipa Jauregui, además de Juani la hija que tenían fueron los últimos de Orradre.
Después de estar un año viviendo solos en 1965 cerraron la puerta de Casa Juanito y se fueron a Pamplona.
Informante: Juani Oroz de Casa Juanito (Conversación personal mantenida en su casa de Orradre).
Otra fuente de información: "Un estudio etnográfico de Romanzado y Urraul Bajo". Documento digitalizado de la Diputación Foral de Navarra.
Visitas realizadas en junio de 2009 y abril de 2017.
Punto y aparte. Es mi segunda visita a este pequeño pueblo de la Merindad de Sangüesa. Poca diferencia con la primera ocasión en que visité el lugar. No a nivel urbanístico donde todo sigue igual con el paso de los años, pero si hubo diferencia a nivel humano pues si en mi primera visita solo pude ver a lo lejos a un pastor con su rebaño por las afueras del pueblo en esta segundo paseo por Orradre coincido con los moradores de Casa Juanito que están a la puerta de su vivienda donde pasan buenas temporadas alejándose del bullicio de Pamplona. Saludos de rigor, charla trivial para entrar en contacto y al cabo de un rato me ofrecen pasar al interior para tomar un aperitivo. En el salón de la casa con un refrigerio por medio va pasando el tiempo mientras hablamos del pasado de Orradre, del presente de la vida y del futuro que está por venir en esta vida tan acelerada que llevamos para todo.
Al cabo de un buen rato me despido de mis anfitriones que tan excelente hospitalidad me han brindado y después de darme las indicaciones oportunas para llegar hasta la fuente salgo de la casa y me dispongo a revisitar el pueblo. Todo igual. La iglesia en buen estado y cerrada al interior. El núcleo central del pueblo imperturbable al paso de los años. Un claro ejemplo de pueblo deshabitado pero no abandonado. Casas mantenidas y visitadas por sus propietarios. Solo Casa Ruperto tiene los síntomas de un desgaste más acusado al no mantener tejado. Las demás aguantan con solidez. Son las edificaciones auxiliares (pajares, cuadras y corrales) las que han dado con sus piedras en el suelo. Ya no hay animales, no hay grano ni útiles que guardar.
El silencio es total, solo roto por el ruido esporádico de motor de algún coche que pasa camino de Napal o de Domeño.
El día está gris, si en mi primera visita la niebla era la dueña del ambiente, en esta ocasión no lo es, pero el sol tampoco aparece. La temperatura es fresca.
Me alejo del pueblo para ver una vista panorámica desconocida para mí.
Voy a visitar la fuente, escondida entre la vegetación. Vuelvo para el pueblo, poco más hay que ver, no hay calles. Me detengo ante la iglesia, robusta y firme. La contorneo en todo su perímetro. Hermosa.
La visita a Orradre toca a su fin, paso nuevamente junto a Casa Juanito, en su interior estarán dos personas dando cuenta de la comida que hayan preparado y comentando la incidencia de haber salido un poco de la rutina con el visitante que esa mañana ha visitado Orradre y se ha interesado por el pueblo. A tenor de su hospitalidad les debe haber causado buena impresión el forastero.
El visitante que se va alejando, que mira para atrás y observa Orradre por última vez también se lleva una gratísima impresión del buen trato recibido por los moradores de Casa Juanito. Le reconforta que a pesar de los tiempos que corren y de que no están los tiempos para confiar en nadie siempre hay quien le ofrece un trago de vino y unas lonchas de queso además de una agradable conversación (haciendo gala de la hospitalidad que llevaron sus antepasados en estos pueblos de montaña).
Seguramente ellos con el paso de los años no se acordaran del visitante que aquella mañana primaveral llegó a visitar Orradre, pero el visitante si se acordará con el paso de los años y siempre relacionara el nombre de Orradre con el buen trato que le dispensaron en una casa del pueblo: Juanito.
Otra vista de la parroquial por su lado norte. La hiedra se hace presente en la fachada por este lado. De fondo se deja ver Casa Juanito.
Accediendo a la parte central del pueblo. Casa Juan Tabar a la derecha y Casa García a la izquierda.
Casa García. En el salón de esta casa se celebraba el baile de la fiesta de San Juan en diciembre.
Desde la esquina de Casa Ruperto. Parte trasera de Casa Juan Tabar y a la izquierda la iglesia de San Juan.
Cuatro casas componían la población en los últimos años de vida del pueblo. Una quinta casa existió en las primeras décadas del siglo XX y siete se llegaron a contabilizar en el XIX.
No tuvieron luz eléctrica. Los candiles de aceite y carburo fueron sus fuentes de iluminación.
Para consumo de agua tenían la fuente a cinco minutos del pueblo.
Cada casa tenía su horno para hacer el pan.
Su término municipal era pequeño por lo que tenían poco terreno cultivable. Trigo y cebada eran sus principales producciones.
Nogales, manzanos, perales y ciruelos eran los árboles frutales que más abundaban en sus campos.
Iban a moler el grano a la harinera de Lumbier.
La ganadería se basaba en la oveja como animal prioritario.
Tratantes de Sangüesa eran los encargados de comprar los corderos.
En cada casa había un par de bueyes o incluso dos para las faenas del campo.
Barranco del Toscal
Campo de la Era
Campo de la Izala
Campo de la Vistica
Campo del Camino de Iso
Cantera de Espiñela
Cerro de Corona
Cerromalo
El Molinacho
El Monte
El Plano
El Saso
Fuente Burzana
Gallinajusta
La Retóndola
La Sierra
Pintopozo
Rincón del Paco
San Julián
Tierra Canabera
**Son algunos topónimos de lugares comunes de Orradre que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**
No había escuela en Orradre y así a los niños en edad escolar les tocaba ir a la de Napal.
"En los años cincuenta íbamos cinco o seis niños de Orradre a la escuela de Napal. Tardábamos medía hora andando". JUANI OROZ.
Don Ciriaco, el cura venía andando desde Domeño a oficiar los actos religiosos.
"En cierta ocasión estando el cura en Orradre para dar misa se puso enfermo del estomago y estuvo un mes y medio convaleciente aquí en nuestra casa hasta que mejoró y pudo volver a Domeño. Mi madre le tenía que atender y dar de comer". JUANI OROZ.
El médico venía en coche desde Domeño en la persona de don Miguel, años más tarde le sustituyó su hijo Miguel María.
Martín el cartero de Domeño venía a repartir la correspondencia montado en bicicleta. Luego le relevó José Luis.
Para hacer compras de poco tamaño se desplazaban a Domeño. Si era cosa de más cantidad y diversidad de productos hacían el desplazamiento a Lumbier para lo cual aprovechaban para vender huevos, pollos o algún cabrito.
Algún vendedor ambulante llegaba desde Lumbier vendiendo un poco de todo y algo de pescado como eran las sardinas y el bacalao.
A Domeño tenían que ir a visitar al herrero para cualquier apaño de forja.
La fiesta patronal se realizaba el 27 de diciembre en honor a San Juan Evangelista.
Ese día venían los familiares llegados de fuera además de la juventud de Napal, Iso y Domeño.
Para la ocasión se mataba un cordero, un cabrito o un pollo. No faltaban a los postres los orejones, las ciruelas pasas y la bizcochada.
Se hacía baile amenizado por un acordeonista de Pamplona.
"El baile se hacía en el salón de Casa García porque allí había varías mozas jóvenes". JUANI OROZ.
En la noche de Navidad era costumbre quemar un tronco grueso en el fuego de la cocina. Se le llamaba chubilar.
El domingo de Ramos se bendecían tallos de mimbre y sanguino con los cuales se hacían cruces y se ponían en los campos a primeros de mayo.
La despoblación acechaba a todo el Romanzado y Orradre no iba a ser ajeno a ello.
"En los últimos años ya estaba emigrando la gente de todos estos pueblos.
Me quedé yo sola de gente joven en Orradre. Los domingos venía una chica de Napal que también estaba sola en su pueblo y salíamos a pasear hasta la carretera general, otras veces si hacía buen tiempo alargábamos el paseo hasta Domeño. Ese era nuestro entretenimiento los días de fiesta". JUANI OROZ.
Fue la gente joven que había emigrado previamente la que se acabó llevando con ellos a los padres.
La ausencia de futuro en el campo y las ganas de buscar una mejora de vida fue empujando a las gentes de Orradre rumbo en su mayoría a la capital: Pamplona.
El matrimonio formado por Marcos Oroz y Felipa Jauregui, además de Juani la hija que tenían fueron los últimos de Orradre.
Después de estar un año viviendo solos en 1965 cerraron la puerta de Casa Juanito y se fueron a Pamplona.
Informante: Juani Oroz de Casa Juanito (Conversación personal mantenida en su casa de Orradre).
Otra fuente de información: "Un estudio etnográfico de Romanzado y Urraul Bajo". Documento digitalizado de la Diputación Foral de Navarra.
Visitas realizadas en junio de 2009 y abril de 2017.
Punto y aparte. Es mi segunda visita a este pequeño pueblo de la Merindad de Sangüesa. Poca diferencia con la primera ocasión en que visité el lugar. No a nivel urbanístico donde todo sigue igual con el paso de los años, pero si hubo diferencia a nivel humano pues si en mi primera visita solo pude ver a lo lejos a un pastor con su rebaño por las afueras del pueblo en esta segundo paseo por Orradre coincido con los moradores de Casa Juanito que están a la puerta de su vivienda donde pasan buenas temporadas alejándose del bullicio de Pamplona. Saludos de rigor, charla trivial para entrar en contacto y al cabo de un rato me ofrecen pasar al interior para tomar un aperitivo. En el salón de la casa con un refrigerio por medio va pasando el tiempo mientras hablamos del pasado de Orradre, del presente de la vida y del futuro que está por venir en esta vida tan acelerada que llevamos para todo.
Al cabo de un buen rato me despido de mis anfitriones que tan excelente hospitalidad me han brindado y después de darme las indicaciones oportunas para llegar hasta la fuente salgo de la casa y me dispongo a revisitar el pueblo. Todo igual. La iglesia en buen estado y cerrada al interior. El núcleo central del pueblo imperturbable al paso de los años. Un claro ejemplo de pueblo deshabitado pero no abandonado. Casas mantenidas y visitadas por sus propietarios. Solo Casa Ruperto tiene los síntomas de un desgaste más acusado al no mantener tejado. Las demás aguantan con solidez. Son las edificaciones auxiliares (pajares, cuadras y corrales) las que han dado con sus piedras en el suelo. Ya no hay animales, no hay grano ni útiles que guardar.
El silencio es total, solo roto por el ruido esporádico de motor de algún coche que pasa camino de Napal o de Domeño.
El día está gris, si en mi primera visita la niebla era la dueña del ambiente, en esta ocasión no lo es, pero el sol tampoco aparece. La temperatura es fresca.
Me alejo del pueblo para ver una vista panorámica desconocida para mí.
Voy a visitar la fuente, escondida entre la vegetación. Vuelvo para el pueblo, poco más hay que ver, no hay calles. Me detengo ante la iglesia, robusta y firme. La contorneo en todo su perímetro. Hermosa.
La visita a Orradre toca a su fin, paso nuevamente junto a Casa Juanito, en su interior estarán dos personas dando cuenta de la comida que hayan preparado y comentando la incidencia de haber salido un poco de la rutina con el visitante que esa mañana ha visitado Orradre y se ha interesado por el pueblo. A tenor de su hospitalidad les debe haber causado buena impresión el forastero.
El visitante que se va alejando, que mira para atrás y observa Orradre por última vez también se lleva una gratísima impresión del buen trato recibido por los moradores de Casa Juanito. Le reconforta que a pesar de los tiempos que corren y de que no están los tiempos para confiar en nadie siempre hay quien le ofrece un trago de vino y unas lonchas de queso además de una agradable conversación (haciendo gala de la hospitalidad que llevaron sus antepasados en estos pueblos de montaña).
Seguramente ellos con el paso de los años no se acordaran del visitante que aquella mañana primaveral llegó a visitar Orradre, pero el visitante si se acordará con el paso de los años y siempre relacionara el nombre de Orradre con el buen trato que le dispensaron en una casa del pueblo: Juanito.
Uno de los diversos caminos que había para llegar a Orradre.
La iglesia parroquial de San Juan.
Torre- campanario, en origen fue espadaña. Las campanas se trasladaron a Domeño. Escalinata de acceso al recinto. Contrafuertes. Contorneada por un muro perimetral. Otra vista de la parroquial por su lado norte. La hiedra se hace presente en la fachada por este lado. De fondo se deja ver Casa Juanito.
Atrio de acceso al templo.
Accediendo a la parte central del pueblo. Casa Juan Tabar a la derecha y Casa García a la izquierda.
Casa Juan Tabar.
Casa García. En el salón de esta casa se celebraba el baile de la fiesta de San Juan en diciembre.
Casa Ruperto.
Desde la esquina de Casa Ruperto. Parte trasera de Casa Juan Tabar y a la izquierda la iglesia de San Juan.
Corral y pajar. Ruinas.
Horno de pan de Casa Juanito.
Era de trillar y vista parcial del pueblo.
La fuente de Orradre.
Cementerio.