Perteneciente al municipio de Cabra del Camp en la comarca del Alt Camp se componía de unas ocho viviendas.
A últimos de los años 30 contabilizaba un total de treinta y cinco habitantes.
Nunca llegó la luz eléctrica ni el agua a sus casas y la cabecera municipal la tenían a algo más de una hora de camino.
Fríos inviernos padecían por estar en zona montañosa para lo cual se abastecían de leña de pino, encinas y robles con la que calentar la lumbre que daba calor a los hogares.
El trigo, los almendros y las viñas eran sus principales producciones agrícolas. Iban a moler el grano a la Harinera de Valls.
Las ovejas y las cabras conformaban la ganadería de las casas de Fontscaldetes.
Los conejos, liebres y perdices suponían un aporte alimenticio extra en las cocinas.
Aunque tenían iglesia, solo se abría el día de la fiesta y en ocasiones especiales por lo que se tenían que trasladar a Cabra del Camp para todo tipo de oficios religiosos (bautizos, comuniones, bodas, defunciones).
Tampoco hubo escuela en Fonstcaldetes por lo cual los niños hacían el recorrido de una hora hasta la de Cabra del Camp. Algunos niños iban a la de El Pla de Santa María según la conveniencia si tuvieran allí familiares.
El médico tenían que ir a buscarlo a Cabra del Camp en caso de extrema gravedad, sino era el enfermo el que acudía al pueblo a consulta.
Para hacer compras iban hasta Cabra del Camp o bien se acercaban hasta El Pla de Santa María donde había mercado semanal los lunes. Para compras de mayor envergadura se desplazaban hasta la capital comarcal, Valls donde había dos mercados semanales.
Celebraban sus fiestas patronales el domingo siguiente al día 15 de agosto (La Assumpció de La Mare de Déu). Una misa y el baile en la plaza amenizado por un acordeonista era lo que daba de sí el día festivo. Gentes de Cabra del Camp y de El Pla de Santa María acudían ese día a Fontscaldetes para participar de la fiesta.
La gente joven se desplazaba los domingos por la tarde hasta Cabra del Camp para participar de los bailes locales que allí se daban o asistir al cine.
En los años 40 y 50 la gente fue marchando de Fontscaldetes debido a la ausencia de servicios básicos y a la búsqueda de una mejor calidad de vida que podían encontrar en otros lugares.
Una parte de sus vecinos se quedaron en los dos pueblos cercanos, Cabra del Camp y El Pla de Santa María y algunos otros se fueron a Valls.
Josep Baldrich y su familia de Cal Jeroni fueron los últimos en marchar de Fontscaldetes. Hecho que sucedió en 1964, instalándose en Cabra del Camp.
Muchos años de abandono y olvido hasta que en 2008 un grupo de voluntarios (en su mayoría gente de Cabra del Camp) crearon la Associació d´amics de Fonscaldetes para dar brillo y volver a poner el nombre del pueblo en su sitio. Han desescombrado y desenmalezado el Carrer Major, han rehabilitado la iglesia y acondicionado su entorno, lo mismo que la fuente. Han recuperado la Festa Major de Fontscaldetes y hay nuevos proyectos en mente.
Fuentes de información:
Blog. http://fontscaldetes.blogspot.com.es/
Libro. Els Pobles oblidats.
Conversación con un vecino de El Pla de Santa María.
Visita realizada en julio de 2016.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Punto y aparte. Miralcamp, Mas de Plata, Can Rui, un mundo de urbanizaciones que crecieron en la época del desarrollismo y que ahora sufren una fuerte decadencia son las que ocupan buena parte del termino municipal de Cabra del Camp. Cuesta entender que entre tanto chalet, jardines y piscinas haya un pueblo deshabitado, pero lo hay: Fontscaldetes. No hay más que dejar las llanuras donde se asientan estas urbanizaciones y empezar a subir hacía la montaña para darnos de bruces con este despoblado.
Llego hasta sus muros una mañana del mes de julio, temperatura suave y unos negros nubarrones que amenazan tormenta. Me adentro en el núcleo urbano formado por una sola calle que desemboca en la plaza de la iglesia. Viviendas a ambos lados ya derrotadas y vencidas al paso del tiempo. Los años de abandono, el olvido, las inclemencias meteorológicas y el expolio han podido con este otrora pintoresco y bonito pueblo de Fontscaldetes. El interior de las casas es un amasijo de vigas y escombros apoyados por la vegetación que crece salvaje donde no encuentra obstáculo. No hay tejas, ni puertas, ni ventanas, nada, casi no hay ni fachadas, los muros se van desmoronando por tramos y casi ninguna conserva su altura original.
¡Que lastima! Causa congoja y pesar el estado en que se encuentra el pueblo. Un bombardeo es lo que parece que ha sufrido esta población. Sería un buen escenario para las películas bélicas. La calle acaba en la plaza de la iglesia. La parroquial es la única que se salva de tanta ruina y agonía. Tuvo una segunda oportunidad de volver a la vida y hoy día presenta un aspecto inmejorable en su exterior que ya quisieran muchas iglesias de pueblos con vida. Arreglado el tejado, enfoscado de la pared, refuerzo de las piedras sillares esquineras, portada nueva, pero..... el acceso al interior ya es otra cosa. La puerta abierta sin protección ninguna, bancos destrozados, suciedad en su interior, vasos, tabaco por el suelo, huellas de haber servido de reuniones para gente joven.
Me había documentado previamente a mi visita sobre este lugar y había visto el gran (grandisimo) trabajo que ha hecho l´Associació d´amics de Fontscaldetes para recobrar la dignidad de Fontscaldetes y sacarle del ostracismo en que se hallaba. Habían restaurado la iglesia, desenmalezado y desescombrado el Carrer Major, limpieza de la plaza de la iglesia, acondicionamiento de la fuente, recuperación de los lavaderos, etc. Por eso no he entendido a mi llegada a Fonstcaldetes el constatar que todo eso se estaba perdiendo, que se estaba volviendo hacía atrás. Vegetación apoderándose nuevamente del entorno, la iglesia a merced de los desaprensivos. ¿Que ha pasado?
No pude contrastar con nadie la nueva circunstancia que se estaba dando en Fonstcaldetes. Aunque me pongo en el lugar de los componentes de la Asociación y puedo entender fácilmente la situación. Cansancio, falta de colaboración, desanimo, vandalismo que echa por tierra el trabajo desarrollado (no ayuda el tener tantas urbanizaciones cerca para preservar lo conseguido).
Es una pena.
Entrando a Fontscaldetes.
Las primeras viviendas en aparecer ya son un ejemplo de la situación en que se encuentra el pueblo.
Cal Lluis Martí. Era la residencia estival del matrimonio formado por Lluis Tomás Masgoret y Assunció Coll de Romero donde pasaban buenas temporadas. Él era un influyente abogado de la época y durante un tiempo fue alcalde de Valls y ella pertenecía a una de las familias nobles de Valls. Era la casa más distinguida de Fonstcaldetes con un amplisimo jardín. Una propiedad espectacular. Buen decorado exterior e interior donde tenía una sala de billar y una amplia biblioteca entre otros distingos que la hacían diferente a las demás.
Piedra de arenisca propia de la zona servía para levantar estas viviendas ya irreconocibles. Imposible hacerse una composición de lugar sobre la distribución interior. Las plantas trepadoras atosigando a los cada vez más escuálidos muros.
Cal Martí. Antaño una de las casas fuertes de Fontscaldetes. Conserva todavía a duras penas unas arcadas entre sus muros.
Carrer Major.
Cal Bella y la parroquial.
La iglesia de Santa María Assumpta.
Fachada principal de la parroquial y plaza de la iglesia. Portada en arco de medio punto. Óculo de iluminación. Espadaña de dos cuerpos. La campana fue presa de los expoliadores.
Portada de acceso al templo en arco de medio punto. Tanto las piedras que conforman el arco como la puerta original fueron expoliadas y las actuales fueron donadas por dos vecinos de Cabra del Camp que habían hecho reformas en sus casas y las tenían guardadas en un almacén.
Interior de la iglesia. El vandalismo ha dejado su marca.
Una de las historias más entrañables del pasado de Fontscaldetes se refiere a la imagen de un Nen Jesús. Con el estallido de la guerra civil, algunos vecinos trataron de poner a salvo diversas imágenes y objetos religiosos antes de que cayeran en manos ajenas o fueran quemadas en una hoguera. Lluis Tomás le hizo el encargo a Palmira Ferrer (una joven entonces) de que custodiara la imagen del Nen Jesús. Palmira lo guardó en una caja y lo tuvo escondido debajo de una pila de leña. Años más tarde cuando se marchó del pueblo se llevó consigo la imagen a Valls donde se casó y fijó su nueva residencia y allí la tuvo en espera de que pudiera devolverla. Pero la emigración y el abandono del pueblo no lo hicieron posible. Cuando ya había perdido toda la esperanza, un día se enteró de todas las obras que se estaban llevando a cabo para rehabilitar parcialmente Fontscaldetes y prometió que si la iglesia volvía a tener culto religioso devolvería la imagen que durante más de sesenta años había tenido custodiada en su casa. La avanzada edad no permitió a Palmira Ferrer ver el hecho consumado debido a su fallecimiento pero si se encargaron su marido Josep Freixes y su hija Assunció de devolver la imagen del Nen Jesús a su lugar de origen. Se entrego con motivo de la primera misa que se ofició en la segunda etapa de Fontscaldetes y pasó a ser guardada en una dependencia de la iglesia de Cabra del Camp.
Plaza y Carrer Major visto desde la puerta de la iglesia.
Entrada a Fontscaldetes por el camino de Vallespinosa.
Vista parcial de Fontscaldetes desde la era de Cal Martí.
La font de Fontscaldetes.
Lavadero. El más pequeño era el que utilizaban las mujeres para lavar quedando el grande como balsa en la que acumular agua para el riego de los huertos próximos. Ambos recibían el agua de la fuente por medio de una canalización subterránea.