Agradecimiento para Antonio Marin Martinez, excelente y dispuesto informante sobre su pueblo.
Retamalejo es una pedania de Caravaca de la Cruz situada en un pequeño llano junto a la loma de Retamalejo.
Población situada a bastante altitud (por encima de los 1000 metros) que padecía unos inviernos muy fríos con abundantes nevadas.
Veinticinco viviendas conformaron Retamalejo que vivieron siempre del cultivo de cereal (cebada) y de los almendros, complementándose en la ganadería con el ganado ovino. Los corderos se vendían a marchantes que venían a por ellos de Barranda, de Los Royos y de Caravaca.
En los años 60 disfrutaron de la luz eléctrica (cuando ya habían cerrado la mitad de las casas), por medio de una linea que venia del pueblo de La Almudema y que pasaba por Los Royos.
No pudieron sin embargo disfrutar de agua corriente en las casas, y no solo eso sino que además tenían que ir a buscarla a un manantial llamado la zanja que estaba a unos 800 metros del pueblo con el añadido de que con el tiempo se secó y tenían que hacer desplazamientos más largos a buscarla, concretamente a la fuente de La Capellania.
No tenían iglesia y acudían a oír misa a la ermita de Los Poyos de Celda, distante a una media hora en las cercanías del pueblo de La Capellania.
Tampoco tuvieron nunca escuela y a los niños les tocaba ir a la de Los Royos, escuela de la que nunca pudo disfrutar Antonio Marin como bien comenta :
´´ A la escuela irían desde Retamalejo una decena de niños aproximadamente, yo no podía ir porque tenia que ayudar a mi padre en las faenas del campo, después cuando ya tenia tiempo de ir apenas quedábamos unos tres niños en edad escolar, pero los otros niños no querían sus padres que fueran y entonces mi padre no quiso que fuera yo solo porque la escuela estaba a cinco kilómetros de distancia, lo poco que aprendí a leer y escribir fue por medio de un maestro rural que venia de Benablon una vez por semana, con esta persona dábamos clase por la noche tres niños, al final me quedé yo solo dando clase, hasta que un día le dijo a mi padre que no iba a venir más, porque según él yo le hacia muchas preguntas que no sabia explicarme´´.
El médico venia del pueblo almeriense de Topares, pero solo en casos extremos, venia en un coche de caballos y luego en un biscuter, por lo general eran los retamalejeros los que iban en mulo o en bici a consulta a Topares que esta a unos 15 km.
El cartero venia de Los Royos, pero solo cuando era algo certificado, sino la correspondencia la mandaba con alguien que subiera para Retamalejo.
Para hacer compras acudían a Los Royos y también los lunes aprovechaban para ir a Caravaca que era día de mercado, llevaban a vender los borregos y de paso aprovechaban para comprar todo lo que necesitaran.
Para ir a Caravaca de la Cruz tenían que ir hasta Los Royos y allí coger el coche de linea.
Aunque también aparecían vendedores ambulantes por Retamalejo, como podían ser el tío Ravisco que venia con un carro desde el pueblo de Navares vendiendo un poco de todo o intercambiando productos por almendras, debido a la abundancia de este fruto que había en Retamalejo.
También se dejaba ver por allí el tío Vivillo que venia en moto vendiendo pescado desde La Almudema.
A moler el grano les tocaba desplazarse hasta el molino Clavellina en la cañada de Tarragoya y otras veces al molino de El Moralejo.
Carecían de fiestas patronales, por lo que asistían a la de Los Royos el 8 de diciembre, aunque la fiesta a la que acudían mayormente los retamalejeros era para San Isidro a la ermita de los Poyos de Celda, así lo recuerda Antonio Marin :
´´Salíamos de mañana temprano, se iba andando, en caballerías, en bicicleta, acudía gente de todos los pueblos: de La Capellania, de Mancheño, de la Casa de Mula, de La Junquera, de Torre Girón, aquello se llenaba de gente, al mediodía se celebraba una misa, se sacaba a San Isidro a la puerta y se hacia la bendición de los campos, luego se hacia una pequeña procesión junto a unas casas que hay al lado de la ermita, y después el baile hasta la tarde, allí instalaban los tenderetes los turroneros de Caravaca, de esto si me acuerdo bien porque de niño me gustaba mucho comer turrón. Esta romería dejo de celebrarse a últimos de los 50 porque ya fue mermando mucho la población en todos los pueblos´´.
Los pocos ratos que había libre, que solían ser los domingos y no todos, se entretenían jugando a la brisca y al julepe, escuchando cuentos al tío Palanquin o echando unos bailes que dejaron de hacerse en cuanto se fue marchando la gente joven.
Así como los jóvenes, también acabaron marchándose todos de Retamalejo, el tener carretera y luz no fue estimulo para quedarse en el pueblo, pues en contra estaba el problema del agua que tenían que ir a buscarla lejos, así como que la agricultura dejo de ser rentable, no había trabajo para todos.
Los retamalejeros fueron emigrando a distintos lugares : Caravaca de la Cruz, Murcia, Molina de Segura, Barcelona, Francia....
Hasta el año 1980 hubo vida en Retamalejo, que fue cuando marcharon los últimos que quedaban: el matrimonio formado por Antonio Marin y María Martinez y por otro lado un pastor
(El Caracol).
Llegando por el camino de La Capellania.
Entrando a Retamalejo.
Calle de Retamalejo.
La casa del tío Juan Miguel, cuadra y cochera anexas.
La casa del tío Antonio, la última que se cerró en Retamalejo. Asi contempla su casa Antonio Marin pasados los años :
´´ Antiguamente eran dos casas, por eso se ven dos chimeneas, mi padre compró la casa de al lado y las unió y quedó una casa bastante buena, en la planta de arriba teníamos un palomar para la cría de pichones, a la derecha estaban las cuadras para las caballerías y el pajar para almacenar la paja. Eran casas bastante frías y se vivía en precario, a mi no me gustaba mucho la vida allí, no tenias comodidades ni servicios, si querías divertirte tenias que ir a Caravaca, a Los Royos o a Topares. Yo tenia muy claro que mi futuro no estaba en quedarme en Retamalejo. No me fui antes por no dejar a mis padres solos, me marché en el año 71 cuando me casé y me vine a vivir a Murcia, mis padres no se querían ir, estaban más apegados a la tierra, estuvieron unos años más hasta que se marcharon a Caravaca de la Cruz´´.
La casa de Pedro Palanquin.
Calle de Retamalejo. Al fondo la casa de Francisco (el tío chico) y en primer lugar la casa de la tía Visitación. Boquete en la cuadra, seguramente para arrancar la puerta o para sacar algo que no cabria por ella.
La casa de la tía Daniela y al fondo la trasera de la casa de la tía Maria Antonia.
La casa del tío Isidro.
La casa de la tía Agustina.
La casa de la tía Ignacia.
Viviendas retamalejeras. La piedra y el yeso presentes.
Pozo para la extracción de agua. Antonio Marin puede hablar de primera mano sobre él:
´´No era agua potable, solo era para consumo de los animales, lo hicimos mi hermano y yo a golpe de pico y pala. Nos llevó un mes y medio aproximadamente, era terreno muy duro, sacabamos la tierra con un capazo y una carrucha. Tiene unos cinco metros de hondo haciendo tinaja. Lo hicimos para evitarnos de ir a por el agua de los animales a un pozo que había más abajo y así tenerlo más cerca de casa´´.